Por: Gabriel Caldes C. Consultor. MBA, Desarrollo Estratégico y Control de Gestión. Autor del libro “La Industria Sanitaria en Chile, de Cara al Siglo XXI”
La región de Coquimbo, es la zona más golpeada del país por efectos del cambio climático. Está ubicada en un área que se caracteriza por la disminución entre un 5% y 15% de la nivo-pluviometría, un aumento de la temperatura de 1,5°C. y una elevación de la isoterma 0°C (sobre los 2.000 msnm). Según la Radiografía del Agua, realizada por la Fundación Chile, de las 9 cuencas más afectada del país, 4 se encuentran en esta región. (Los Choros, Elqui, Limarí y Quilimarí)
Las consecuencias del diagnóstico anterior son, una prolonga escasez hídrica o sequía, lluvias cortas pero intensas que producen aludes o aluviones, derretimiento de los escasos glaciales que existen en la región y un paulatino avance del desierto. Sin duda que el desarrollo económico se puede ver afectado, en la medida que no se tenga una estrategia hídrica consensuada con los distintos actores.
Este cuadro hídrico, se hizo notar hace más de 10 años, de modo que, debemos realizar acciones concretas para apurar la readaptación, de los distintos sectores productivos, a las nuevas condiciones climáticas.
En la región de Coquimbo, existen 185 localidades de APR que abastecen a unas 190.000 personas. De estas solo 71 tienen plantas de tratamiento de aguas servidas rurales de las cuales solo un 38% de ellas, están operando en buenas condiciones, lo que significa que el caudal de las plantas que no operan adecuadamente, no solo son aguas que no se pueden utilizar, sino que contaminan las aguas o el lugar donde son descargadas creando un pasivo ambiental.
El reuso de las aguas residuales tratadas en Chile, si bien existe un consenso que se deben reutilzar, en la práctica no ha sido fácil. La falta de financiamiento, conocimiento técnicos y agrícolas para determinar qué tipo de cultivo producir, una normativa que de seguridad hídrica a los usuarios de esas aguas y finalmente el tema cultural que significa regar con estas aguas que pueden afectar la venta o la calidad de esos productos.
En Chile, menos del 1% del total de aguas urbanas y rurales que se producen al año se están reutilizando, que con una escasez hídrica como la descrita, no es posible que no se tomen acciones para hacerlas productivas.
En este sentido hace pocos meses a fines del 2017, se implementó un proyecto de reuso de las aguas servidas en la localidad rural de Cerrillos de Tamaya, comuna de Ovalle. La iniciativa fue del comité de Agua Potable Rural y consistió en la recuperación de la planta existente de tratamiento de aguas servidas para cumplir con la norma del decreto 90 y darle un uso productivo a los 6 l/s de aguas tratadas, proveniente de unas 2.000 personas que viven en la localidad.
Una vez recuperada la planta se realizó una alianza estratégica del comité de APR con el agricultor vecino a la planta, para regar con esas aguas, 6 hectáreas donde se determinó plantar Alfalfa para comercializarlas y repartirse las utilidades con el comité. A la fecha llevan 4 cortes, de unos 8 cortes anuales con un rendimiento de 400 fardos por hectáreas.
Es una pequeña planta de lodos activados, operada y administrada por la propia comunidad, que con el apoyo del Gobierno Regional de Coquimbo y la Fundación Chile, dieron el apoyo técnico y financiero. Hoy existe una localidad como Cerrillos de Tamaya, que ha logrado un alto grado de eficiencia hídrica con la utilización del agua residual tratada de forma sustentable, dándole un uso productivo que generará ingresos para el comité de uno 40 a 60 millones anuales a partir del cuarto 4 año, después de recuperar la inversión que les permitirá hacer mantenciones y reposiciones de equipos e infraestructura, sin necesidad de incrementar las tarifas o depender de recursos de otras instituciones.
El reuso de las aguas residuales tratadas son una necesidad de enfrentar a nivel de país, pero en particular en la Región de Coquimbo que cuenta con tres emisario submarinos que producen unos 1.200 l/s de aguas que son desechadas en el fondo marino, que deben ser utilizadas en actividades productivas de la región.
Una pequeña localidad agrícola de la comuna de Ovalle, como Cerrillos de Tamaya, nos ha dado una demostración que en el tema hídrico, cuando existe un consenso de los actores principales y la comunidad se pueden hacer alianzas donde todos ganan.
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