Por: Carlos Cantero O. Geógrafo, Master y Doctor en Sociología. Académico, conferencista y pensador chileno. Director del Consejo Chileno de Tecnologías de Información y Comunicación. Estudia la Sociedad Digital y la Gestión del Conocimiento. Fue Alcalde, Diputado, Senador y Vicepresidente del Senado de Chile
La idea del desdén tiene el potencial conceptual, analítico y prospectivo, para transformarse en una categoría de pensamiento en la sociedad emergente. Actitud de vida que se enraíza en la élite, pero, también se observa en todos los niveles de la sociedad, alcanzando diversas dimensiones de nuestra interacción en las relaciones humanas, interpersonales, con el entorno y con las cosas. La vivimos cotidianamente en los medios de comunicación y en nuestras calles.
Esta propuesta nuestra se suma a otras conceptualizaciones filosóficas y sociológicas como: la Sociedad del Riesgo del filósofo Alemán Ulrich Beck, la Sociedad Líquida del polaco Zigmunt Bauman, o la Sociedad de Redes del español Manuel Castells, entre otras ideas-fuerza que ayudan a entender los procesos sociales.
Millones de seres humanos en el mundo reclaman porque no se sienten escuchados, es la queja más frecuente en las relaciones sociales y el estado emocional más referido por las personas, particularmente en la cultura occidental. Se observa un evidente desdén en cada dimensión de las relaciones humanas. La élite (económica, política, social, ética, espiritual, religiosa, etc.) parece no tener interés en lo que la gente dice, piensa o pide. Es una paradoja que, en pleno desarrollo de la sociedad de redes, en medio de la revolución de las tecnologías de información y comunicación, se incremente en las personas la sensación de incomunicación, aislamiento, vacuidad, de desdén.
El desdén, etimológicamente, se define como des (negar) y dén del latín dignus, consiste en la negación de la dignidad de otros. Es un síndrome social caracterizado por una actitud de indiferencia o desprecio, muy presente en las relaciones sociales. Unas pocas personas tienen conciencia del tema: poetas, artistas, humanistas, filósofos y pensadores (fauna en peligro de extinción), los que guardan preocupación en medio de un contagio masivo de banalidad, desdén, farandulización e idiotización social amplificada por los medios, por el neuromarketing multimedial (redes y TV).
El síndrome del desdén se constituye por un conjunto de fenómenos tangibles e intangibles que concurren -unos con otros- caracterizando una determinada situación. Se presentan juntos y son característicos de una alteración en el equilibrio, constituyendo un cuadro provocado, en ocasiones, por la concurrencia de más de una alteración, que por extensión lo aplicamos a la sociedad, a las relaciones interpersonales. No hay ninguna crisis social, ni económica, ni guerra, ni revolución, que no se haya generado por la concurrencia del desdén.
Para una mejor comprensión del alcance, usabilidad y aplicabilidad de este concepto es necesario reconocer los sinónimos que plasman la amplitud del desdén, a saber: afrenta, anulación, arrogancia, altanería, altivez, desaire, desprecio, desestimación, displicencia, encarecimiento, engreimiento, esquivez, humillación, indiferencia, invisibilidad, menosprecio, ofensa, postergación, repudio, soberbia, ultraje.
Para vuestra comprensión veamos algunos ejemplos que encarnan este tipo de relación insana: Hitler, Putin, Trump, Kim Jong-Un, pero, si se revisa veremos que abundan genuinas expresiones a nivel nacional, regional y local. ¿Reconoce usted alguien en su entorno? Ya seguiremos con este análisis!!