Por: María Francisca Baeza L. Directora Regional (s) del Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género, región de O´Higgins

La última Encuesta de Caracterización Socioeconómica -CASEN 2017-, y los análisis del Observatorio Social del Ministerio de Desarrollo Social reflejaron la realidad socioeconómica de las mujeres en Chile. Los resultados son impactantes: más de la mitad de las mujeres que puede trabajar no lo hace, principalmente, por tener que estar al cuidado de otras personas, como hijos o padres.

La  participación laboral femenina, alcanza un 48,9%, mientras que la proporción en el caso de los hombres es 70%. De las que si trabajan, dentro de los datos que revela la encuesta, destaca que la mayor brecha de pobreza por ingresos entre mujeres y hombres se da en los periodos laboralmente activos, es decir, entre los 30 y 44 años.  En Chile, uno de cada cuatro hogares es sustentado por una mujer, y el 31,1 % de ellos es mono parental, es decir que la figura masculina no existe.

Me pregunto si realmente dimensionamos el significado de estos números, si comprendemos en lo práctico lo que implica ser Jefa de Hogar. Para muchas mujeres significa levantarse cada día pensando cómo hacerlo para la compra de supermercado de la semana, cómo se organizan para poder trabajar y al mismo tiempo responder a las obligaciones de madre, de hija, de proveedora.

Y cómo seguir navegando el buque sin flaquear, porque si ellas fallan, toda esa frágil estructura se hunde con ellas. Detrás de una mujer jefa de hogar hay niños, hay padres, hay abuelos, otras personas que dependen tanto económica como emocionalmente de ella.

Por eso, uno de los énfasis que del Gobierno del Presidente Piñera, es apoyar y fomentar la autonomía económica de las mujeres. El Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género y el Sernameg, desarrollan en coordinación con 250 Municipalidades del país, el Programa Mujeres Jefas de Hogar.

El objetivo es contribuir a la inserción y permanencia en el mercado del trabajo remunerado, a través del desarrollo de capacidades, habilidades y competencias que mejoren sus condiciones de empleabilidad, junto a la promoción de procesos de intermediación laboral a nivel local, que sean pertinentes y participativos. Esto permite que en la Región de O’Higgins, cada año alrededor de 2 mil mujeres reciben formación y apoyo para enfrentar de mejor manera el mundo laboral remunerado. Frente a la problemática del cuidado infantil, una fuerte razón para que muchas de ellas desistan con la idea de trabajar –la encuesta revela que una de cada cinco mujeres se encuentra fuera de la fuerza laboral por razones de cuidado y quehaceres del hogar-,  se creó el programa 4 a 7, cuyo propósito es brindar una jornada de cuidado infantil entretenida y en buen resguardo, en 16 establecimientos de educación.

Anualmente, beneficia en promedio a  500 mujeres y el cuidado de 700 niños y niñas. Junto con ello, existe el programa de Buenas Prácticas Laborales con Equidad de Género, el que busca que al interior de las empresas y organizaciones, se reduzcan las brechas entre hombres y mujeres en el mundo laboral, aumente  la incorporación femenina y se desarrolle la carrera de las mujeres, entre otros aspectos. Por otro lado, entendiendo la importancia de que las mujeres puedan generar ingresos y recursos propios, también desde SernamEG incentivamos el emprendimiento a través del programa Mujer Emprende, el que ha permitido fomentar las ideas de negocios y apoyar a que estos emprendimientos sean sustentables en el tiempo.

Sin embargo, pese a todos los avances, esfuerzos y apoyos, el desafío es aún enorme.

Si queremos llegar a ser un país desarrollado, tenemos que ver la manera de incorporar a las mujeres al mercado laboral, con esfuerzos combinados entre lo público y lo privado, abriendo caminos a la flexibilidad laboral y posibilitando que ese enorme potencial de empuje, administración, coraje y habilidades multitareas de cada jefa de hogar se multiplique, en beneficio de ella misma en lo personal, laboral y profesional, así como en beneficio de  la familia, de las comunidades, y de todo Chile.

El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.