Por: Pablo Moreno. Gerente general In Motion
El mundo ha cambiado; ha democratizado el acceso a la tecnología; ha creado nuevos modelos de negocios y nos ha llevado hacia una transformación que aún no concluye. Nuevas tecnologías y herramientas están determinando la evolución de la economía, generando cambios profundos en la sociedad, en la cultura y en los negocios. Muchos la han llamado Transformación Digital, pero es más que eso.
La Transformación Digital hay que entenderla como a los nuevos modelos de negocios que se sustentan en tecnologías disruptivas y que son capaces de modificar modelos tradicionales de negocios. Hoy, a nivel internacional uno de los casos más emblemáticos está representado por Netflix que cambió el consumo audiovisual y que implicó la desaparición de Blockbuster. Es el mejor ejemplo para graficar que la Transformación Digital no es solo un asunto tecnológico; también es un tema de negocio propiamente tal y, por ende, requiere un cambio cultural transcendental.
En esa mirada, también hay ejemplos nacionales como iMed, una plataforma destinada al mercado de la salud que une a los pacientes, al prestador y a las isapres. De esta manera, los procesos de atención, pago y reembolso son mucho más sencillos, porque iMed fue capaz de transformar un modelo de negocios muy tradicional con el uso de modernas aplicaciones tecnológicas. Eso es innovación. Eso es transformación y eso es lo que debemos hacer todos, públicos y privados, incluida la academia, a todo nivel.
Este cambio debe tener y fomentar el pensamiento crítico, porque es así cuando de verdad la Transformación Digital se puede hacer entre todos, promoviendo el cambio desde el propio espacio de acción y desempeño para, en conjunto, liderar ese mismo cambio de manera transversal. Por lo mismo, es válido preguntarse si las organizaciones están o no preparadas para la Transformación Digital, si tienen o no la madurez digital suficiente que implica conocimiento de las tecnologías, equipos preparados, herramientas y metodologías. Si no es así, hay que hacerlo, hay que preparase.
Es importante considerar que las empresas tienen activos y pasivos digitales. Los activos son los algoritmos o datos que vienen desde el mundo digital y que permiten a las compañías tener recursos que pueden ser aprovechados. Pasivos digitales, en cambio, se relacionan con la seguridad y vulnerabilidades de cada negocio. Cómo se conjugan ambos, también debe ser materia de atención para apoyar el cambio.
La transformación digital, entonces, debemos hacerla todos y hay que asumirla como un permanente llamado de atención a detectar nuevos modelos de negocios, a utilizar las tecnologías para desarrollar e implementar propuestas mejoradas y acordes para los tiempos actuales y venideros. En este sentido la velocidad de adopción es clave para aprovechar este ‘momentum’ y, por lo tanto, la pregunta clave es cuán preparada se encuentra su organización para esta revolución.
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