Por: María Elena Rudolphi. Químico farmacéutica de Farmacias KNOP
Desde niños nos han inculcado el consumo de vitamina C, principalmente para mantener nuestras defensas en alerta y así evitar contagiarnos de algún resfrío en especial en esta época del año en el que estamos más propensos a enfermedades respiratorias y al virus de la influenza.
Debido a que el cuerpo humano no almacena esta vitamina es muy importante consumir alimentos o suplementos que nos otorguen las cantidades necesarias de vitamina C.
Una de las principales funciones del ácido ascórbico, es mantener fuerte el sistema inmunológico, por lo tanto hay que consumirla durante todo el año para mantener la buena salud.
Además, de desencadenar una respuesta aumentando las defensas del organismo y ayudando a evitar enfermedades como resfriados y gripes, también tiene otras funciones importantes.
La vitamina C es un antioxidante, por lo que protege las células del cuerpo del daño causado por los radicales libres, que son lo que causan daños y envejecen las células y el ADN, provocando diversas enfermedades, incluido el cáncer.
Si aún no hay razones suficientes para empezar a consumirla, es necesario saber que también desempeña un papel clave en casi todos los tejidos del cuerpo. Ya que, sin la vitamina C, el cuerpo no puede producir colágeno, una proteína necesaria para construir y mantener: huesos sanos, articulaciones, piel y tejidos del tracto digestivo.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.