Por: Susana Moreno S. Gerente de negocio Neuralis Cowork & Meeting Spaces
La proliferación de coworks en el mercado nacional y la incertidumbre que se ha generado a nivel mundial en el rubro obliga a plantearse qué pasará con el futuro de estos centros de trabajo. Más aún cuando hace unas semanas la noticia de que 2.300 cabinas de privacidad fueron retiradas en Estados Unidos y Canadá desde algunos de estos espacios colaborativos por contener formaldehído (sustancia tóxica utilizada como sellador en productos de madera), dio otra alerta; ya que la exposición a este químico resulta nocivo para salud.
Dado este acontecimiento, preocuparse por los compuestos de la infraestructura de estos lugares pasó a ser una prioridad.
El usuario está en su derecho de preguntar y exigir que el mobiliario cuente con los estándares de calidad necesarios para garantizar su bienestar, que esté respaldado por certificaciones internacionales y pruebas exhaustivas de químicos que perjudican el organismo. Que este tipo de espacios sean funcionales y saludables es un atributo que antes no se consideraba, pero que hoy cobra relevancia ya que ahora se sabe que un cowork, literalmente, podría enfermarte.
El punto entonces estaría en saber escoger el lugar correcto, no basta con tener un diseño y arquitectura moderna y atractiva, el espacio debe contar con el respaldo de un grupo con solvencia económica, que posea infraestructura propia, que tenga la innovación como prioridad de desarrollo y de confort, pero principalmente que su objetivo sea ofrecer un servicio de excelencia y que le otorgue los máximos estándares de seguridad al cliente.
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