Por: Karin Moore. Investigadora CLAPES-UC. Abogada U. de Chile. MBL UAI
Durante semanas hemos leído tantos diagnósticos como soluciones para la crisis que atraviesa Chile. Han sido días dolorosos que nos modelan y nos transforman, obligándonos a dejar atrás una piel, que por gruesa y desgastada, no ha permitido la conexión necesaria entre la ciudadanía y sus representantes.
Este momento nos brinda a las mujeres la oportunidad de asumir un rol protagónico, contribuyendo a restaurar las heridas que inevitablemente producen los cambios, avanzar en equidad y construir un nuevo modo de relación sustentado en el respeto y la colaboración.
Hoy, más que nunca, estamos llamadas a honrar lo que nos es propio. La sociedad demanda empatía, flexibilidad, creatividad, tolerancia, cooperación y generosidad; atributos que convencionalmente se asocian a lo femenino, sin que por ello nos sean exclusivos.
Las incertezas y cuestionamientos de estos días deben dar paso a una fuerza reparadora, que nos permita construir sobre el reconocimiento del otro, la conciencia de educar a nuestros niños con el ejemplo de adultos que nos hacemos responsables de nuestro país, de nuestra historia y proyecto común, más allá de las legítimas diferencias.
Tenemos la oportunidad de revertir este fracaso colectivo y articular acciones concretas que permitan un cambio de paradigma, particularmente en temas tan gravitantes como la equidad de género. En nuestras manos está la formación del futuro, el resguardo de la familia y el liderazgo inclusivo. Somos la respuesta ante la necesidad de un mayor crecimiento económico y el amenazante envejecimiento poblacional.
Es el tiempo para concretar mayores y mejores condiciones de trabajo para las mujeres que ingresen al mercado laboral. Una mujer económicamente independiente puede cambiar su futuro y el de sus hijos. Avancemos decididamente en una Ley de Sala Cuna Universal que otorgue cuidados y educación de calidad para los hijos de madres y padres trabajadores. Aspiremos a pensiones que reflejen el reconocimiento y compromiso de la sociedad hacia las mujeres. Acortemos las brechas; protejamos su integridad y demos los pasos necesarios para una mayor corresponsabilidad parental.
Para enfrentar estas y otras demandas sociales es necesario procurar un buen diagnóstico, diseño, seguimiento y evaluación de políticas integrales y coordinadas. Hay un importante espacio para contribuir desde las políticas públicas. Hacer las cosas bien es una responsabilidad.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.