Por: María Paz Ossandón P. Docente Adjunta Escuela de Salud. Universidad de O´Higgins
Las crisis de toda índole generan cambios y adaptaciones en la vida cotidiana, donde forzosamente el ambiente induce a modificar las actividades que realizamos y cómo las ejecutamos. Frente a la actual crisis sanitaria se ha recomendado permanecer en nuestros hogares y por tanto adaptar la vida al aislamiento de manera temporal.
Desde la terapia ocupacional, se establece como fundamental mantener un equilibrio y organización de las actividades que realizamos a diario, que más que obedecer a criterios cuantitativos de distribución de tiempo, resulta fundamental que las ocupaciones se acoplen tanto a las demandas internas como a las externas (Reed & Sanderson, 1983). Es por esto que, frente a variaciones del ambiente, como el permanecer en la casa durante todo el día, es necesario establecer rutinas que promuevan la salud de cada una de las personas, y para que esto ocurra se deben integrar actividades de forma equilibrada y organizada.
Cuando ya se han establecido estructuras de actividades previo a la crisis que resultaban funcionales para el día a día, es importante mantener dichos patrones y así evitar generar perjuicios para la salud. Si bien el ambiente cambia, la gran mayoría de las actividades se mantiene, considerando las estrategias de teletrabajo y educación en modalidad virtual adoptadas actualmente. Por lo que se vuelve fundamental intentar mantener la rutina en el nuevo espacio de desempeño, resguardando tiempos de sueño-vigilia, alimentación, higiene, autocuidado, trabajo, educación, ocio y tiempo libre.
Resulta fundamental considerar que la situación de crisis también puede generar pérdidas de atención o elevar los niveles de ansiedad, lo que podría impactar en la productividad y/o capacidad de comprender instrucciones, irritabilidad, estrés, entre otros. Asimismo, los hogares presentan múltiples distractores y demandas que regularmente no se encuentran en los espacios laborales y/o educativos, por lo que se deben considerar, pues muchos de ellos no son posibles de evitar o modificar.
Mantener la comunicación presencial o virtual con otras personas, hacer deporte, evitar permanecer largos periodos en redes sociales y/o viendo televisión, son recomendaciones que deberían ser integradas en la adaptación de las rutinas al espacio doméstico.
La crisis sanitaria presenta desafíos para todos y todas nosotros/as y es fundamental que evitemos la propagación del virus, pero además que cuidemos nuestra salud física y mental en este tiempo.
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