Por: Jorge Fuentes. Psicólogo y Director de Pranavida
Decir que “el miedo es la más grande discapacidad de todas” puede parecer una frase cliché. Pero cuando esas palabras salen de Nick Vujicic, el orador motivacional que ha recorrido el mundo dando a conocer su testimonio de superación, tras enfrentarla vida sin sus cuatro extremidades, todo cambia, enseñándonos a ver lo invalidante que puede ser quedarnos en ese sentimiento.
La pandemia de un virus, cuya acelerada propagación ha logrado que diferentes países cierren sus fronteras e incluso paralicen el funcionamiento total de localidades, genera un válido sentimiento de miedo en la población.
El temor a ser contagiados, la incertidumbre a lo que vendrá, son sentimientos válidos para una población que desea cuidarse. Pero también para quienes son amantes de la estabilidad y la zona de confort. Sin embargo, también es la excusa perfecta para quedarnos inmóviles. Mientras el virus se expande, el miedo paraliza y, así, difícilmente el escenario será favorable para salir a adelante.
Para nadie es novedad que la crisis económica que se viene golpeará a nuestro país. Más fuerte que la subprime vivida hace un poco más de una década. La desaceleración económica antes de 18/O, los efectos tras las movilizaciones sociales y ahora la fuerte caída de las bolsas a nivel mundial por el Covid-19, contraerán aún más expectativas. Ante este escenario no son muchas las alternativas ¿atormentarse ante una realidad donde sólo difícilmente podremos salir? ¿Enfermarse sicológicamente por el miedo a un futuro del cual no tenemos control? O ¿sumarse a la clásica frase “mejor ocuparse que preocuparse”?
El miedo es una respuesta natural a lo desconocido. Un método de alerta ante una amenaza, por lo que es válido sentirlo. Pero es saludable e imperioso también darle un término. De ahí en adelante es necesario que los líderes den certezas a los equipos de trabajo, pues es también el capital humano con el que se cuenta el cual permitirá buscar soluciones para enfrentar los nuevos escenarios que se aproximen.
Despojados de esos temores, los procesos creativos deben tomarse las diferentes organizaciones. Pensar en nuevas alternativas, proponerse nuevos desafíos, innovar. Las crisis son una oportunidad y crecer, quien no lo vea así se irá extinguiendo con el tiempo.
¿Cuánto miedo pudo sentir Vujicic al verse enfrentado a un mundo que no es capaz de mirar para el lado, no acepta las diferencias y que considera las diferencias físicas como una limitante? Él es el mejor ejemplo para entender que la discapacidad no está en el cuerpo, sino en esos sentimientos negativos, siendo esos los que hay que derribar.
Claramente son tiempos difíciles y plantear que reacomodarse a una nueva realidad es “rápido y fácil”, es simplificar y desentenderse de las angustias que cada persona deberá saber manejar ante la posibilidad de perder algo. Pero lo cierto es que, ante una economía que necesita movimiento, los actores deben estar a la altura para seguir ese vaivén y, así, sacudirse una vez más para avanzar a paso firme y sacar a flote a un país que se ha visto constantemente azotado.
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