Por: Marcela Hernando P. Médica cirujana. Magíster en Gerencia y Políticas Públicas. Diputada de la República por la región de Antofagasta
Cuando comenzaron las especulaciones sobre un posible levantamiento de la cuarentena para las comunas de Mejillones y Antofagasta, nos preguntamos cómo era posible ese escenario si a la luz de las cifras, era predecible que el Covid-19 se expandía en la región.
La comuna de María Elena, tiene una tasa de incidencia de 2260,1 casos por 100 mil habitantes, una de las mas altas del mundo y ya vemos que el panorama para Calama está complejo. Insistentemente hemos solicitado cuarentena para Calama, pero nada. En estos meses de estado de catástrofe, hemos padecido del mismo centralismo de siempre y más asfixiante con la pandemia.
Las autoridades del Gobierno Regional no se quitaron la costumbre impuesta en el primer Gobierno de Sebastián Piñera, de que todo lo consultan con Santiago. ¡Como si en Santiago conocieran a cabalidad lo que ocurre en las calles de Calama!; ya sabemos que el ministro Mañalich admitió que NO conocía el nivel de hacinamiento que hay en la capital, ¿cómo confiar en que él conoce la situación de nuestros campamentos y poblaciones?
Fue decepcionante escuchar a la Seremi de Salud sostener que sólo se dedica a subir los datos y en base a eso, las decisiones finales las toma el comité de expertos, “los que están en un nivel superior”, a pesar que la misma personera días antes llamaba a mantener el confinamiento, “deberíamos dejarla un poquito más” dijo a la prensa.
Lo cierto es que falló en la estrategia. Las cuarentenas sin un aporte económico robusto para las familias de las clases vulnerables y de la clase media para enfrentar tal medida no resultarían y lo dijimos, ya que son miles los que buscan día a día su sustento para comer y lo buscan en la calle. Sin entregar liquidez a esas personas, era difícil que la cuarentena tuviera los resultados esperados, teniendo además casi 900 exámenes a la espera de análisis. Por otro lado, el seguimiento y aislamiento de los contactos ha sido escasa, y no ha considerado los equipos de atención primaria distribuidos en el terreno.
A mi juicio, nuestra región es una zona de sacrificio para el gobierno. La cuarentena para Calama no llegó, por cálculos económicos más que sanitarios. ¡No conviene impactar a las grandes mineras! Sin embargo, las cifra de contagiados está sobre los 2.500 casos y los fallecidos alcanzan a 32. Las camas críticas en el Hospital Carlos Cisternas ya están al tope y la solución propuesta es llevar y traer pacientes, camas y ventiladores, y en resumen, seguir en la misma estrategia que derrumbó el castillo de naipes.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.