Por: Stany Huaccha. Asesora del Departamento de Prevención Casinos River SpA
La proliferación del Covid-19 va en aumento sin ánimos de detenerse o de ser mitigada, con el objetivo de ir aplanando la curva de crecimiento de casos de contagios o fallecimientos, no solo en nuestro país sino también en toda Latinoamérica.
Unos meses antes, creíamos que no llegaríamos a las cifras abismantes como Asia, Europa y América del Norte, por lo que se empezaron a entregar medidas preventivas para evitar el contagio de esta tan temida pandemia, pero en ese momento recién nos dimos cuenta que no contábamos con una cultura preventiva, encontrándonos ahora con un nuevo gran desafío; subsanar nuestros sistemas de salud, débiles y desabastecidos.
Muy a nuestro pesar, la implementación de medidas de contención del Covid-19 no están funcionando al ciento por ciento, lo que se evidencia en el hecho que aún existen personas que ponen en riesgo su vida y la de los suyos porque no creen en la gravedad de la situación que estamos enfrentando, dejándose llevar por las teorías conspirativas que circulan en las redes.
Por el contrario, otras creen en la existencia de este virus y en su poder catastrófico, no sólo por la evidencia o registros que se dan a conocer por los medios de comunicación, sino porque a algunos les ha tocado vivir en carne propia los daños de esta pandemia, al tener un familiar contagiado o ante la atención de ellos, como es nuestro personal de salud quienes día con día salen de sus hogares para dar la vida por nosotros.
Como hemos podido comprobar en estos días, la implementación de todas estas medidas preventivas para controlar la proliferación de este virus, no han sido totalmente efectivas puesto que aún siguen aumentando los casos, sigue creciendo la lista de familiares que se queda sin uno de ellos. A pesar de que quizá nuestro futuro se encuentre incierto, no debemos dejar caer los brazos.
Tenemos que seguir avanzando, cumpliendo con nuestras medidas básicas de lavado de manos y distanciamiento social, sin exponernos de manera innecesaria a salir a las calles sin nuestra medida básica y obligatoria como es el uso de mascarilla. No debemos exponer a nuestros hijos saliendo con ellos sin tomar antes todas las medidas de resguardo, ya que a pesar de que los niños no forman parte de la población de riesgo ello no significa que son inmunes o que no se puedan contagiar. En verdad, es el momento de entender que no podemos caer en la desesperación, pero tampoco en la despreocupación ante este peligro inminente que está nuestro alrededor.
Ejemplo palpable de la desidia de la gran mayoría se puede comprobar al recorrer el centro de Antofagasta para realizar algún tipo de trámite puntual, o por las imágenes que han circulado tras el levantamiento de la cuarentena en la ciudad: se observan decenas, miles de familias, transitando sin tomar ninguna medida en algunas ocasiones. He podido constatar cómo las familias andan en el centro de la ciudad con sus niños sin mascarillas en su gran mayoría, en cambio. mientras unos hacían caso omiso de esto, otros usaban no sólo la mascarilla, sino que también el protector facial.
Llama la atención precisamente este nivel de contraste, lo que está enraizado en nuestra cultura. Algunos luchan desesperadamente por cumplir y hacer cumplir todas las medidas de prevención contra el flagelo del Covid-19 y otros, sin embargo, siguen viviendo como si todo lo que está ocurriendo a su alrededor -que a estas alturas es aterrador- fuera solo una exageración de los medios y alharaca de los demás.
Por esta razón debemos ser más conscientes, más empáticos no sólo con nuestros prójimos, sino que también con nosotros mismos. Que el distanciamiento social y este tiempo de angustia no afecte nuestros valores y principios ligados a la supervivencia, sino que cada vez esto nos sirva de agente motivador para seguir luchando contra esta pandemia y podamos lograr tan anhelado desenlace que es controlar su propagación, aplanar la curva de casos y mantenernos vivos junto a nuestras familias y amistades que hemos ido forjando durante el tiempo.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.