Por: Carlos Cantero O. Geógrafo, Master y Doctor en Sociología. Académico, conferencista y pensador laico chileno. Integrante del Hub Desierto de Atacama
Es urgente modernizar la LOC de Educación. ¿Cuando nuestros Parlamentarios y el Ministerio de Educación se harán cargo de esta realidad? La pandemia del Covid-19 impactó violentamente en el sistema educacional, generando incertidumbres en las comunidades educativas: directivos, profesores, alumnos, padres y apoderados, con la llegada de la educación digital, la sala virtual, los pizarrones multimediales interactivos. Nadie estaba preparado y el ministerio de Educación no atina a definir una política al respecto.
El confinamiento forzado de las personas para evitar los procesos de contagio, demanda urgente adaptabilidad, con soluciones que den curso al proceso educativo en las modernas plataformas digitales, que permitan el proceso de enseñanza aprendizaje en un contexto altamente interactivo. A pesar de la pandemia, la educación de nuestros niños y jóvenes no puede detenerse, el Ministerio de Educación debe implementar estrategias de virtualidad, en el ámbito público y privado. Hay amplia experiencia en escuelas virtuales que preparan para los exámenes libres las que deben ser incorporadas a la institucionalidad educativa.
La adaptabilidad no es una cuestión de gusto, tampoco es repetir los procesos concebidos para la educación presencial. Haría bien el Ministerio de Educación en descentralizar la creatividad en materia de educación, permitir el desarrollo de una oferta de educación digital, virtual, interactiva, altamente participativa, proceso altamente asociado a redes colaborativas de las partes interesadas (stakeholders), que son muchas y muy comprometidas: padres, abuelos, familiares, para quienes el futuro de esos niños es central y muchos otros actores que suman al proceso. Es muy cierto que la interacción personal y socio-emocional son muy importantes. Pero, estos sistemas pueden dejar mucho tiempo libre para que el educando lo destine a ese propósito. Migrar a la educación virtual no es una moda ni un lujo, en una necesidad.
En la educación tradicional presencial el protagonista es el profesor, en la educación digital intervienen muchos otros elementos: videoconferencia, videos, apuntes, un proceso en que el alumno explora, profundiza y aprehende conocimientos y habilidades asociadas. El profesor cambia su rol a guía o mentor del alumno, planifica y acompaña el proceso de aprendizaje, para buscar y acceder al conocimiento y afianzar competencias y habilidades del trabajo en redes colaborativas, con el abundante material gratuito disponible, cumpliendo los objetivos tazados por el ministerio y el establecimiento.
La evaluación es una cuestión muy importante y tiene un sentido completamente distinto al tradicional, que aísla al educando de las fuentes de información y mide aprendizajes individuales. El nuevo sistema de evaluación debe superar la memorización, para evaluar competencias y habilidades en el educando, trabajo por tareas, en equipos colaborativos, virtuales o presenciales, actividades como foros de discusión, evaluando los aportes y la reflexión de cada educando, en relación con la aplicación a sus intereses.
Se requiere un ministerio más proactivo. Ha sido heroica la actitud del sistema educativo, tratando de insertarse, sin referencia ni orientación. Profesores y alumnos hacen la travesía del desierto, con poca o nula orientación y apoyo Ministerial. Queda claro que la fortaleza y resiliencia del sistema educativo está en comunidades educativas que han hecho todo para atender a sus alumnos, con el apoyo de padres y apoderados.
Es tiempo de descentralizar, de distribuir la creatividad para la mejor adaptabilidad a la educación digital, virtual, interactiva, en redes colaborativas. Es urgente modernizar la LOC de Educación que no considera las escuelas de este tipo, basando su lógica central en la presencialidad del alumno en la sala física. Vaya nuestra urgente demanda a Parlamentarios y al Ministerio de Educación.
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