Por: Dr. Daniel Guevara C. Abogado. Miembro del HUB Desierto de Atacama
La sustentabilidad es la capacidad que tiene una sociedad para hacer un uso consciente y responsable de sus recursos, sin agotarlos o exceder su capacidad de renovación, y sin comprometer el acceso a estos por parte de las generaciones futuras.
Luego de resolver nuestro “pacto de no destruir el mundo” post segunda guerra mundial y acuerdos Reagan/Gorvachov, hemos pasado a una creciente preocupación global por la sustentabilidad (Cambio Climático; Biodiversidad, Pobreza y Objetivos 2030 del milenio).
Esta preocupación por la sustentabilidad, debiera ser aún mayor en las sociedades que viven de la economía primaria (EP) basada en el Desarrollo de Recursos No renovables (RNR) como el Salitre, Cobre, Oro, Plata, Litio Huano, o Petróleo para quienes han sido “bendecidos” con ese recurso.
Sin embargo, esos recursos no renovables, que a veces son la “viga maestra”, o el “sueldo nacional”, ya sea por su carácter finito, la sustitución tecnológica o su valor económico, pueden perder tal condición en menos de una década y hundir a los países y territorios que basan su riqueza en esa dependencia del recurso primario, convirtiéndolas en sociedades empobrecidas.
Ejemplo: la riqueza huanera en el siglo XIX; y la riqueza salitrera en Chile y Perú en el Siglo XX.
Excepcionalísimamente los países o territorios con RNR, logran superar la producción primaria y desarrollar tecnologías que exporten valor o conocimiento al mundo, y que se alcen sobre conocimientos avanzados en la EP, y que promueven una matriz productiva diversificada.
Ejemplo en el mundo: El Estado de California, que ha pasado de la “fiebre del oro” del siglo XIX; a ser en el S XXI la sociedad más avanzada en patentes de innovación y conocimiento en la economía del “dot com”, y sin desatender el ser una potencia agrícola, turística, de servicios y donde se controla el equilibrio político en el Pacífico con la principal flota naval militar oceánica en el mundo.
Claro: el Estado Federal en USA, ayuda a evitar la fuga de capacidades y recursos al gigantismo de NY o el control de Washington DC, aún a pesar que sigue sujeta al duopolio político Demócrata/Republicano.
A la inversa, la economía de América Latina de las Grandes Capitales Virreinales o las “pequeñas con aspiración” de las Capitanías, seguidas de un modelo unitario y “presidencialismo fuerte”, son una herencia nefasta para el desarrollo de un territorio sustentable, pues condenan a concentrar la riqueza en pocas manos y en pocas hectáreas, versus poblaciones de millones y superficies extensas que cuando “llora la mina, cruje el bolsillo”.
La macrozona norte de Chile, es un claro ejemplo de un ciclo poco virtuoso, y baja sustentabilidad en aprovechar las ventajas del desarrollo del huano, salitre o del cobre, para diversificar la producción de sus regiones, atemperado -para ser justo-, por los esfuerzos de sus Escuelas de Minas, Universidades Técnicas, Universidades Regionales, de iniciativas gremiales y planes de desarrollo regional o local, o los recientes éxitos en desalación de agua de mar y ERNC.
Ejemplo de subdesarrollo: Calama, la más importante ciudad en la frontera interior norte del país, adolece de graves insuficiencias sociales, al lado del principal eje industrial minero en la historia de Chile (Chuquicamata). Ni siquiera es sede principal de un centro de pensamiento universitario, a lo más sedes profitables más parecidas a institutos que a una Gran Universidad, y carece de servicios para ciudades mineras comparables en el Mundo (Perth en Australia o Phoenix en Arizona). Es el reino presente del turno 7×7, donde lo más sofisticado en infraestuctura urbana es el aeropuerto de la ciudad.
Ejemplo de pobreza extrema en Chile hoy: La Higuera, condenada a ser el patio trasero de un país OCDE, donde esta zona de agricultura de rulo, pastoreo de ganado caprino y pequeña minería, aun no logra que se resuelva el equilibrio entre Desarrollo y Sustentabilidad, impidiéndose despegar -en un purgatorio judicial-, y aún bajo un alto estándar ambiental, proyectos como el de Minera Dominga, que sin duda provocarían un impulso privado decisivo para los habitantes de esa comuna.
Podríamos seguir con los ejemplos por Región, provincia y comuna, donde los RNR y servicios, sin estándar de cumplimiento al nivel de los países donde muchas veces tienen su sede las grandes corporaciones explotadoras, “revientan” la capacidad de acuiferos subterráneos, captando el casi total caudal superficial, o contaminando las aguas subterráneas; intoxicado los pulmones de los trabajadores y habitantes de zonas coledañas, que han transformado a muchas ciudades de la macrozona norte, como Tocopilla, en “zonas de sacrificio” donde el retorno para ellas es bajo y el cáncer alto. Un verdadero neo-colonialismo.
Luego de 30 años de lucha, hoy se inicia la desmovilización de centrales a carbón, para una sustentabilidad ambiental, pero sin aún resolverse la sostenibilidad social de los territorios donde ellas se emplazaban.
Es momento de oponer de modo persistente y definitivo un nuevo modelo de desarrollo y por eso un “HUB Desierto de Atacama”, como Centro de Pensamiento nortino, que se extienda con generosidad a las regiones de Arica Parinacota y la región de Coquimbo, y que nos hace actuar para una SUSTENTABILIDAD, para que nuestros actuales 2.5 millones de habitantes y quizás 10 millones en 50 años, gocen de los beneficios de regiones prósperas, saludables, amigables con el medio ambiente y que sin renunciar a un sector primario sofisticado, tengan una matriz productiva de alto estándar y liderazgo mundial.
Tenemos urgencia en dar esta batalla, contamos con capacidades regionales de mujeres y hombres comprometidos con la generación futura, y sabemos que LA UNION PRODUCE LA TRANSFORMACIÓN.
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