Por: Alex Zepeda M. Ingeniero Constructor. Ex Presidente CCHC Delegación Antofagasta. Integrante del HUB Desierto de Atacama
Los nuevos tiempos que emergerán luego de esta catástrofe, requiere pongamos en cuestión si lo hasta ahora planteado como estrategia de desarrollo Regional, ha respondido con lo esperado. A su vez, si el devenir urbano de nuestras ciudades y localidades, se encuentra a la altura de satisfacer una mejor habitabilidad como directo complemento a las grandes inversiones que se generan en nuestro territorio.
Todo indica, que la Región ha dejado escapar oportunidades para anclar al territorio el máximo de la inversión complementaria a los grandes desarrollos ya ejecutados en Minería, Astronomía, Energía y otras potencialidades, muy particularmente en el campo de los Servicios, el Turismo, desarrollo Inmobiliario, la Mantención, la Industria entre otros, que paradojalmente ha encontrado a pesar de las grandes distancias una mejor respuesta en otras regiones del país, muy específicamente en relación con la calidad, tamaño y valor de la vivienda, como así también de una mucho mejor calidad de vida de sus centros urbanos.
No parece entendible que habiendo tanto suelo vacuo disponible alrededor de nuestras ciudades, en manos y control del Estado, su condición sea tan inoportunamente inaccesible y cuando esto excepcionalmente se posibilita, su precio se plantee a un nivel exorbitantemente alto, en comparación con el precio privado equivalente en regiones del centro y sur del país. Todo esto se ha constituido en el principal escollo para capturar esas oportunidades y consolidarlas en nuestra Región.
Gran responsabilidad en lo anterior tiene el proceder orgánico y funcional del Ministerio de Bienes Nacionales, cuya estructura responde bien a una Entidad muy capaz en administrar los bienes de Estado, pero probadamente incapaz de responder a tiempo con las demandas territoriales de particulares emprendedores de nuestra región.
Para los efectos específicos, si esta gran tenencia de territorio estuviera en manos de un privado, con un actuar exactamente igual al de esta Entidad Pública, sin equivocación alguna, lo acusaríamos de constituir un cartel que acapara y especula con el territorio, genera artificialmente escasez, se nutre del riesgo privado traducido en una mayor plusvalía territorial, para gozar arteramente del último precio al terreno más cercano al que de tanto en tanto enajena.
El borde costero, es otro gran problema a resolver, en particular en relación con lograr una mayor certeza para la inversión privada de calidad y largo plazo.
Todo lo anterior, define como urgente el Estado traspase todos los territorios factibles de ser explotados económicamente a una nueva Entidad que se cree de carácter Regional, altamente calificada, cuya principal función sea el maximizar la gestión territorial, como palanca del desarrollo Regional.
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