Por: Karen Albert. Directora Área de apoyo humano y desarrollo social de funeraria Inmemoria
La pandemia actual ha traído sin duda cambios importantísimos en muchas áreas de nuestra vida, uno de ellos ciertamente ha sido el tener que despedirnos a distancia de seres queridos que han partido. La crisis sanitaria ha hecho también que herramientas tecnológicas previamente existentes sean hoy utilizadas a tope, en otros casos se ha tratado del nacimiento de nuevas plataformas o bien un descubrimiento masivo de aquéllas que antes fueron necesarias para situaciones del tipo más bien particular.
Ya en Chile y en otros países, previo a la crisis sanitaria, existían obituarios virtuales donde podíamos informarnos sobre los servicios a realizarse en motivo del desenlace de una persona amada. Así también a veces podíamos escribir dejando un mensaje de condolencias a la familia.
Características propias de nuestra idiosincrasia como la calidez y forma de interacción humana más cercana que impersonal, sumado a nuestra incorporación a ciertas plataformas tecnológicas algo más tardíamente que países desarrollados, podrían quizá haber sido factores que incidieran en que el uso de obituarios virtuales no fuera lo fuertemente demandado que sí está siendo hoy.
Es así como el incremento de uso de obituarios bajo el formato antes citado parece, definitivamente, tener esta correlación dada entre el contexto de confinamiento social que nos impide llegar físicamente a los lugares que quisiéramos y nuestra necesidad tan humana de reunirnos, compartir y apoyarnos unos con otros.
Lo que no ha sido suplido por este formato ha decantado en que incrementara también el conocimiento y demanda de otros recursos ya existentes, más completos e innovadores. Un caso al respecto es el de los obituarios virtuales familiares, un espacio privado creado para los dolientes con el fin de brindarse consuelo, amor y la necesidad de construir en comunidad un camino que conmemore a su ser querido.
Los mismos familiares son quienes definen cuándo y con quien compartir esta instancia enviando un enlace virtual. Desde ese punto, cada uno de los partícipes podrá tomar conocimiento sobre horarios y lugares de las ceremonias que se llevarán a cabo; manifestar su cariño y acompañamiento en palabras; enviar flores de condolencias y/o coronas de caridad; compartir además, en el momento mismo o más adelante, fotografías significativas de experiencias vividas junto al familiar fallecido y sus cercanos.
Se trata de plataformas que, mientras podamos volver a encontrarnos físicamente, ofrecen la oportunidad de plasmar la presencia misma de cada persona de una manera simbólica y afectiva que ciertamente brinda bienestar en momentos de dolor. Abre, además, una ventana para vivir el duelo más acompañados por aquellos que en esos momentos nos necesitan y a su vez nosotros necesitamos.
Con especial valor el obituario virtual extiende la posibilidad de continuar encontrándose unos con otros en los recuerdos y registros significativos que hacia el futuro sus participantes seguirán aportando. Es una instancia pensada realmente en cultivar lo que para cada doliente y su círculo ha tenido sentido en torno al ser querido que hoy descansa y caminar juntos formando un sendero que celebre y honre su memoria.
El mundo ha funcionado primordialmente mediante el papel; el tiempo actual nos regala el momento de perpetuar tesoros de vida a través de nuevas formas. Mientras mantenemos firme la esperanza del reencuentro con quienes partieron, es precioso que cada día podamos ir reconstruyendo unidos, en un mismo afecto, dichos tesoros; los mismos que vivifican legados y celebran a quienes nos los han dejado. Soy testigo del profundo valor y sentido que tiene el revivir momentos y construir juntos cuando es por aquellos que tanto hemos amado, cuando es en memoria de nuestros seres queridos.
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