Por: Manuel Baquedano M. Fundador y Presidente del Instituto de Ecología Política
El inicio del desconfinamiento junto con el retiro del 10 por ciento de los ahorros previsionales nos permitirá conocer cómo los chilenos piensan enfrentar la crisis en varios aspectos de su vida cotidiana como la movilidad, el empleo, la alimentación, la educación o el esparcimiento.
Con el virus presente de forma activa, la previsible reactivación del consumo -aunque sea pasajera- se dará mayoritariamente entre los meses de agosto y septiembre. Esto significará una inyección al mercado de una enorme cantidad de dinero líquido de hasta 20 mil millones de dólares según lo estimado por las autoridades económicas.
En este escenario, existirá un primer grupo de personas que considerará que la pandemia es un desastre natural y específico, asimilable a otros desastres naturales que han afectado al país salvo que en este caso su duración ha sido más prolongada. Desde esta óptica, la pandemia es un tropiezo en el avance del progreso y en el bienestar humano y no hay nada más que hacer que aceptarla y aprender sus lecciones. Esta visión está muy difundida en la población y por esto mismo no hay que desdeñarla: puede que sea incluso mayoritaria porque además es compartida por la elite económica, política y cultural que domina el país.
Un segundo grupo es el sector de la población que se encuentra paralizado por la pandemia y por el miedo a la muerte que ella provoca. Estas personas aún no logran comprender lo que está pasando y, por esta misma razón, carecen de una estrategia para enfrentarla. Este es entonces un sector de la población que puede inclinarse por cualquier posición y que puede estar dispuesto a aceptar que disminuya su libertad personal si le aseguran mayores cuotas de seguridad.
Finalmente, un tercer grupo, muy minoritario aún y en el que me encuentro, piensa que esta pandemia ha sido un gran aviso de lo que se viene en el futuro. Esto es así porque la pandemia tiene sus orígenes en el deterioro ambiental y en la crisis climática que provocamos los seres humanos al vivir más allá de los límites ecológicos del planeta. Entonces, la pandemia es la primera ola de un tsunami climático que, como todo tsunami, está compuesto por un tren de olas que se presentarán de forma sucesiva de acá en adelante. Desde este punto de vista, lo primordial es comenzar a preparase e iniciar una adaptación profunda que nos permita sobrevivir como especie.
El rebrote del virus no es una posibilidad sino una certeza. El rebrote tomará la forma de una segunda y tal vez una tercera ola según el tiempo que se demore en aparecer una vacuna segura y asequible para toda la población. El virus no se ha ido: sigue presente entre nosotros y su control dependerá del comportamiento que tengamos. En muchos países del norte están viviendo nuevas olas de contagios debido al fenómeno humano que acompaña a todas las pandemias y que se conoce como “contagio acoplado”.
Ante esta situación, la inyección directa de dinero y el consumo que se derive de la misma nos dará una primera pista sobre cómo los chilenos piensan la pandemia y cómo la enfrentarán en lo inmediato.
Lo lógico sería que el rubro de la alimentación – junto con otros rubros vinculados a las necesidades básicas- concentre la mayor cantidad de ventas. Sin embargo hay algunas señales contradictorias. Por ejemplo, la industria automotriz espera un récord de ventas en los próximos meses. ¿Qué pasará entonces con las bicicletas que podrían convertirse en un símbolo de una nueva movilidad? ¿Cómo reaccionará la industria de la moda? ¿Se reactivará la industria de los casinos? ¿Volverán las compras de pasajes aéreos a destinos turísticos?
Como hemos dicho, la pandemia es fruto de la crisis ecológica y climática que afecta al mundo y que se originó a partir de un modo de desarrollo que descansa justamente en el mercado y en la sociedad del consumo. Es por esto que creemos que hoy resulta necesario y urgente prepararse y cambiar nuestras formas de vida.
Sueño con un verdadero boom en la compra de bicicletas, que cada familia cree su reserva de agua y alimentos, que construya su huerto orgánico, instale paneles de energía solar en su casa…Pienso que así podrán afrontar los nuevos rebrotes y confinamientos. Este es un tiempo de espera activa; ojalá que lo aprovechemos para prepararnos para el futuro.
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