Por: Rubén Belluomo. Gerente comercial Cono Sur de Infor
Al primer lugar que las organizaciones recurren para tratar el dilema del trabajo remoto es a las empresas de tecnología. Asumen que una nueva herramienta o la mejora de una vieja, resultará clave para mantener al personal productivo, a pesar de la existencia de la distancia física.
Tengamos en cuenta que Zoom (sin duda uno de los mayores beneficiarios de la pandemia) pasó de 10 millones de usuarios en diciembre 2019 a más de 300 millones en abril 2020. En realidad, existe una secuencia de pasos a seguir antes de introducir cualquier nueva tecnología.
La cuestión cultural
El primer paso es más introspectivo, y las organizaciones se beneficiarán al hacer una evaluación de su cultura, que puede o no estar preparada para el trabajo remoto. Una mano de obra dispersa presenta retos únicos que rápidamente ponen a prueba la confianza entre el empleado y el empleador.
Ryan Malone, fundador de la agencia de marketing digital Smart Bug Media, opina que “si has invertido todo este tiempo en capacitarlos ¿por qué ahora no confías en ellos sólo porque no los estás mirando?”.
¿Se adaptarán las organizaciones a adaptarse rápidamente a este nuevo grado de independencia y autonomía, o seguirá la tentación de volver a las tácticas de control?
¿Quedará alguien en las oficinas?
Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, recientemente mencionó que la mitad de su personal podría trabajar en forma remota en la próxima década. Pero algunos roles realmente requieren la destreza y diplomacia que sólo pueden tener lugar en forma personal. De hecho, un estudio reciente de la Universidad de Chicago sugiere que dos tercios de los puestos no pueden ser remotos.
Marissa Mayer fue noticia cuando, en sus comienzos como CEO en Yahoo, exigió que los empleados fueran a la oficina para facilitar las reuniones espontáneas de pasillo, que pueden llevar a mejores conexiones e interacciones y, eventualmente, a mayores innovaciones. Así que antes de que todos nos apuremos a instalarnos a trabajar en casa, todavía hacen falta debates adicionales.
Se deben explorar las mejores prácticas para la estrategia del trabajo remoto, para que las organizaciones puedan responder a la actual crisis y sentar las bases para el futuro.
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