Por: Ricardo Neira N. CEO Academia Industria 4.0. Ingeniero Civil, Magister en Ingeniería Industrial y Máster en Sociedad de la Información y Conocimiento
La Sociedad del Conocimiento está creciendo rápidamente y estamos en la frontera de ingresar a una nueva sociedad: la Sociedad de la Singularidad. Esto, debido al acelerado crecimiento de las tecnologías exponenciales o disruptivas y a la convergencia de éstas con la inteligencia artificial, que generan nuevos productos y servicios, así como nuevas formas de organización.
El mundo está experimentando una evolución profunda que la humanidad no ha conocido y que está llevando a la sociedad a límites nunca vistos. Sin embargo, también abre un sinnúmero de incertidumbres y riesgos que requieren estrategias adecuadas de parte de los gobiernos, que los lleve a una efectiva toma de decisiones que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas.
La siguiente figura muestra los distintos tipos de sociedades que conviven actualmente en el mundo.
En este patrón de convivencia, estamos ad-portas de una gran revolución tecnológica, la mayor que la humanidad haya experimentado, por lo que con el fin de poder beneficiar a toda la comunidad, el crecimiento exitoso y continuo de esta nueva dinámica requiere una discusión a nivel mundial y una armonización en las áreas adecuadas.
La nueva Brecha Digital
En años pasado, las tecnologías habilitantes denominadas TIC ―Tecnologías de la Información y la Comunicación― se hicieron presentes en todos los ambientes de nuestra sociedad, ya sea económico como social, cultural y político, dando lugar a lo que entendemos como la Sociedad del Conocimiento. Hoy, estamos en presencia de las tecnologías inteligentes —como Analítica, Big Data, lnteligencia Artificial Cognitiva (IA) y Robótica— que están remodelando el futuro del trabajo, automatizando las tareas rutinarias y aumentando las actividades que implican habilidades sociales/emocionales o cognitivas entre el Hombre + Maquina y que darán forma a la Sociedad de la Singularidad.
Hasta hace una década, la brecha digital se definía como “el término que se emplea para expresar que, entre países, y entre diferentes grupos de personas dentro de cada país, existe una amplia disparidad entre aquellos que tienen acceso real a las TIC y aquellos que no lo tienen”. Se agregaba, además, que “la posesión y uso de estas tecnologías también son objeto de grandes disparidades, tanto a nivel mundial como a nivel interno de cada país. Este fenómeno, la brecha digital, es uno de los retos directamente ligados al desarrollo de la Sociedad del Conocimiento e, indirectamente, al desarrollo de los pueblos, entendiendo ese desarrollo como un crecimiento que debe estar basado, fundamentalmente, en el conocimiento”.
Bajo esa premisa, se realizaron innumerables esfuerzos por disminuir la brecha digital, en muchos países exitosamente. Pero hoy, este proceso debe repetirse, con mayor profundidad y énfasis en las tecnologías exponenciales y la inteligencia artificial.
Se dice que muchas revoluciones se asimilan a trenes en marcha que pasan una sola vez. Algunos consiguen ir en la locomotora y carros de primera clase mientras que los más rezagados quedan en los vagones de cola. Otros, simplemente no alcanzan a tomar el tren y se quedan esperando en la estación. Hoy, con esta nueva revolución de las tecnologías disruptivas de la Industria 4.0, el tren se ha convertido en uno de alta velocidad.
En consecuencia, la sociedad del conocimiento está a la puerta de la frontera de ingresar a una cuarta sociedad, que tenga incorporada de manera cotidiana estas tecnologías disruptivas de la Industria 4.0 y la inteligencia artificial, como se muestra en el siguiente diagrama.
El desafío del aprendizaje profundo por la Inteligencia Artificial
La inteligencia artificial tiene dos líneas de desarrollo relevantes en la construcción de sus algoritmos, una es learning machine ―máquina de aprendizaje―, en la que el computador aprende a través de información que es provista por el ser humano, cuyos algoritmos son mejorados mediante la intervención de los especialistas.
La otra línea de desarrollo es la deep learning ―aprendizaje profundo―, que cada vez alcanza mayor difusión en el campo de la Inteligencia Artificial y que hace referencia a la utilización de redes neuronales en diferentes aplicaciones, tales como el reconocimiento de voz, la visión y el procesamiento del lenguaje natural.
Pero lo trascendente del deep learning es que permite que los procesadores aprendan sin intervención humana, modificando los propios códigos de sus algoritmos y solucionando complejos problemas. En algunos casos, estos están determinando hasta emociones humanas y proyectando soluciones futuras de realidades complejas.
El deep learning está hoy en día presente en diferentes áreas, como vehículos sin conductor y la creación robótica de servicios que constituyan posibilidades infinitas de desarrollo. Abarca desde descubrimientos de medicamentos y el desarrollo de nuevos materiales hasta la creación de robots con un mayor nivel de consciencia acerca del mundo que los rodea, impacto mundial que explica, por ejemplo, la razón de por qué Google está comprando empresas de robótica.
Aún están limitados, pero lo que pueden lograr, que resultaba impensable hace solo algunos años o era solo material de películas de ciencia ficción, hoy es una realidad que está presente en lo más cotidiano de la actividad humana.
Esa es la tarea que deberemos enfrentar con decisión y prontitud en los ámbitos científicos, tecnológicos y educativos ya que impactarán en las nuevas profesiones y oficios que nos espera el devenir.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.