Por: Felipe Díaz. Director Corporación Pro O’Higgins. Director Comercial y Eficiencia Operacional de Sodexo On Site
La crisis política, social y sanitaria, nos han llevado a normalizar las acciones de corto plazo en nuestras empresas, de manera de mitigar impactos económicos que se han ido presentando y agudizando cada día más y obligándonos a ser cada vez más eficientes. Pero también debemos tomarlas como una fuente inspiradora para el futuro, dejando en el centro de la gestión a nuestros equipos de trabajo y que el propósito sea mejorar su calidad de vida y la de cada uno de los habitantes de esta región y del país.
Ya hemos leído y escuchado a diversos especialistas referirse al Teletrabajo como una alternativa viable que llegó para quedarse, en particular ha entrado en vigencia un reglamento referido a esta modalidad laboral que, si bien es cierto, venía tramitándose desde el 2018 en el Congreso, Covid-19 obligó a aprobarlo de manera acelerada. Pero, ¿Nos hemos preguntado qué impacto pueda tener sobre la calidad de vida de los trabajadores?
Una encuesta realizada en 7 países a más de 4.800 trabajadores de una importante compañía, arrojó interesantes cifras sobre el impacto del Teletrabajo en aspectos relevantes como la Salud Física y Mental.
Ante la pregunta ¿cómo calificaría su bienestar físico en la actualidad? un 62% manifestó estar igual que en el trabajo presencial, un 12% peor y un 26% manifestó estar con un mejor bienestar físico. A su vez, al responder a ¿cómo calificaría su salud mental? El 60% manifestó no haber sentido cambios, un 15% manifestó estar en peor condición y un 25% indicó que su condición mental estaba mejor que antes.
La principal medida de los encuestados para combatir el bajo bienestar mental es mantenerse activos; sin embargo, 4 de cada 10 no han tomado ninguna medida para mejorar su condición. Por su parte, el 79% de los encuestados que ha estado en modalidad remota manifestó su interés en permanecer en esta modalidad o en una modalidad mixta.
Otro desafío para los líderes empresariales que opten por la modalidad presencial y para empresas productivas que deben mantener sus operaciones, es desarrollar un plan para adaptar el lugar de trabajo a esta nueva normalidad o reabrir sus oficinas, restaurantes, hoteles y otros, por lo que tendrán que repensar el uso y funcionalidad del espacio para garantizar la continuidad de sus operaciones y darle seguridad y confianza tanto a sus colaboradores – para que sean productivos y eficientes – como a los clientes y consumidores. Así comenzaremos a retomar nuestras rutinas lentamente, pero en circunstancias que nunca nos hubiésemos imaginado.
El primer paso será recuperar la confianza y levantarnos para volver a nuestros espacios de trabajo y a la cotidianeidad laboral. ¿Cómo comenzar? El punto de partida estará en “priorizar” tanto la seguridad como la productividad.
Es necesario trabajar de manera colaborativa y constructiva para ser más eficientes, afianzar las relaciones al interior de sus equipos y potenciar el compromiso de los colaboradores, con foco en la diversidad e inclusión laboral y con un fuerte compromiso con el medio ambiente. Claramente todas las empresas, comunidades y personas tenemos hoy la oportunidad de experimentar las posibilidades de un mundo nuevo y positivo.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.