Por: Carlos Cantero O. Geógrafo, Master y Doctor en Sociología. Académico y conferencista, estudia la Sociedad Digital. Tiene una larga experiencia pública, fue Alcalde, Diputado, Senador y Vicepresidente del Senado de Chile
Más allá del patético cuadro de televisión, en el que tradicionalmente todos los sectores políticos se declaran ganadores. Aún cuando han recibido un tapaboca ciudadano monumental, de dimensiones épicas y alcance transversal desde la ultraderecha hasta la ultraizquierda. Este resultado refleja el repudio a los políticos y a su forma de entender y hacer la política, al descuido de los bienes públicos y al bien común.
Ha ganado el sentido ciudadano, el sentido común, la prudencia y el buen criterio. Los verdaderos triunfadores son los ciudadanos que concurrieron a las urnas para ejercer la soberanía popular. La democracia recupera su dignidad, vuelve a expresarse majestuosa la soberanía del pueblo, que reclama una política comprometida con los bienes públicos y el bien común.
No se quiere más políticos de farándula, ensimismados en su egolatría, volcados a su confort. Tampoco partidos políticos que -transversalmente- actúan como cueva de guarenes disputándose su pedazo de queso. La ciudadanía les está anunciando lo que viene como tendencia. Es tiempo de parar la estupidez y soberbia de la política partidista basada en corrupción ideológica, en la demagogia y manipulación de la gente.
El gobierno habrá tomado debida nota de su portentoso fracaso del primer tiempo de su mandato, que presenta dimensiones monumentales en la historia política de Chile. Es un claro rechazo a sus políticas, a su estilo gestional endogámico, a la composición y estructura de sus autoridades, gente muy íntima y estrecha con el entorno presidencial, pero inexperta e incompetente, que no solo muestra inoperancia sino descontrol de la probidad.
Esperamos que el Presidente Piñera supere a su peor enemigo, su propio estilo autocrático, cerrado en la sordera y ceguera. Tiene poco tiempo para remontar este triste récord, de lo contrario será su legado histórico. Pienso que hay alternativas y no es difícil salir de este profundo hoyo. Por supuesto, no se puede seguir haciendo más de lo mismo, ni con los mismos. Es de esperar que el Presidente se sacuda de su “Segundo Piso”, que se produzca -de una buena vez- el cambio necesario hacia un enfoque de sentido político y social creíble y cercano con la gente. De lo contrario, se pagará un caro precio electoral, por proteger a los mismos de siempre.
La derecha económica y sus mozalbetes, algunos ya bastantes viejos y desvergonzados, tienen que ser empujados fuera del protagonismo político, de su rol de paupérrimos estrategas y peores seleccionadores de personal para ocupar los cargos de elección y de confianza política. El desastre que han dejado es de alto costo para los que valoran la democracia, la política y el servicio público. Y, el que se proyecta en lo electoral será peor si no hay cambios. Espero que desde el Instituto Libertad y Desarrollo, sus vocerías (L. Santa Cruz y otros) no sigan proclamando que hay una sola derecha.
A estas alturas habrán comprendido las dimensiones épicas de tal disparate. Es cierto que dentro de ese Instituto hay una sola sensibilidad de la derecha, bien pagada y con una potente maquinaria de influencia y lobby en múltiples ámbitos de la economía. Aunque inepta e incompetente en lo político. Pero, eso no quiere decir que sean los únicos que tienen expresión, como lo demostró el resultado de este plebiscito. Espero que aprendan el valor de la diversidad y actúen en consecuencia.
Por el bien del país, espero que la estrategia del miedo y de la polarización, que con tanto entusiasmo impulsan desde la izquierda radical y desde la derecha más fanática, termine con este resultado ciudadano tan elocuente, que debe ser respetado por todos. Chile requiere ahora a su mejor gente. Espero superemos el sectarismo, la mediocridad y el compadrazgo grupal en los cargos públicos y en la selección de candidatos y se abra amplio espacio a la gente honesta, competente y preparada.
Hablando por mi sector concluyo declarando mi sueño permanente de una “CENTRO-DERECHA-SOCIAL”, DEMOCRÁTICA, CIUDADANA, REPUBLICANA. Ahora que aflora en todos el estrés de sobrevivencia, particularmente en esa élite que nos trajo hasta aquí, espero que amplíen su criterio, dejen de lado la soberbia y el egoísmo, no sigan empujando hacia fuera a los que muestran pensamiento crítico y permitan el aporte de esa sensibilidad que el sector y el gobierno han tenido vetados hasta ahora.
Requerimos adaptabilidad a la nueva sociedad, para recuperar la confianza, refundar lo público y consolidar la República. La gente lo ha dicho en todos los tonos, quiere CAMBIOS.
¡Espero superen su ceguera!
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.