Por: Bernardo Carvalho. CEO de The Bridge
Los avances en la tecnología han extendido transformaciones en todas las actividades humanas. Y desde luego, la forma en que trabajamos no es la excepción a este proceso. El año 2019, los ministerios de Hacienda y del Trabajo firmaron un inédito programa público-privado, denominado “Talento Digital para Chile”, que permitiría cerrar la brecha de talento digital de más de 16 mil personas y fomentar su empleabilidad en la economía del futuro.
A través de esa iniciativa, el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo dispuso 3.500 millones de pesos para levantar 24 perfiles que darán paso a las capacitaciones en áreas como programación con enfoque en internet de las cosas (IOT), interfaces móviles, inteligencia artificial, Big Data, redes sociales, blockchain, entre otros.
Para colaborar en ese proyecto, la Sofofa destacó que iniciativas de este tipo recuerdan que se puede avanzar mucho en adaptar a la economía local en estas tendencias globales emprendiendo acciones colectivas, colaborativas entre Gobierno, sector privado, instituciones de formación y de la sociedad civil.
La metodología para esta iniciativa desarrolla talento conectado con las necesidades de las empresas para la sociedad y economía digital, gestionando procesos de capacitación laboral e intermediando para la generación de oportunidades de empleo.
Si bien es cierto entendemos que la economía ha sufrido una importante destrucción de empleo en sectores denominados “formales” desde el estallido social y por efecto de la pandemia del coronavirus, no debemos dejar de lado que este tipo de ocupaciones, denominadas “del futuro”, merecen una especial atención.
Si antes de la pandemia del coronavirus la brecha de ocupaciones ligadas a tecnologías de la información rondaba los 6 mil puestos de trabajo, la coyuntura y la aceleración de la adopción de herramientas de transformación digital por parte de las empresas está ampliando esa distancia.
La startup The Bridge, red global que conecta a las empresas con profesionales digitales, que nació al alero de Startup Chile, realizó un catastro de las remuneraciones que perciben los profesionales que se desempeñan en este ámbito. Entre sus conclusiones, destaca que el ingreso promedio en este ámbito se ha incrementado 20% en los últimos dos años.
De acuerdo a este reporte, los perfiles clásicos de un equipo de desarrollo de software siguen siendo los más requeridos en número: más del 80% de la demanda de perfiles de tecnología se encuentran en este grupo, compuesto por desarrolladores, front, back, full stack, QA funcional y automatizador.
Las rentas promedio para estos profesionales fluctúan entre los $1,8 millón y $2,2 millones, y podrían distar entre 15% y 20% más o menos dependiendo de la experiencia y de algunos frameworks y herramientas que podrían estar más demandados, pero que a la larga caen dentro de este mismo rango.
Los perfiles relacionados con el management de estos equipos, como son scrum master y facilitadores, fluctúan entre los $2 millones y los $2,5 millones. Y si son perfiles relacionados con la gestión de los productos y las definiciones de negocio -como son los product owners- las rentas se incrementan entre 10% y 20%, agregó el documento.
De acuerdo a estos datos, podemos asegurar que las rentas en tecnología han estado en constante alza y no se ha observado ningún cambio en la tendencia debido a la pandemia, el estallido social y otras causas que sí afectaron a profesionales de otros sectores de la industria.
Este panorama nos permite avizorar varios escenarios: la alianza público-privada es una muy buena herramienta para poder combatir la brecha sectorial. Y si bien es cierto el país necesita mejorar la creación de empleos en sectores más tradicionales, no por eso debemos dejar de poner atención en este ámbito. Chile tiene un ecosistema de talento y emprendimiento digital dinámico y con muy buenas perspectivas.
Todo esto, junto a los incentivos necesarios de parte del sector público y privado, hará que nuestros profesionales digitales no sólo puedan ayudar a las empresas chilenas a mejorar sus estándares en este ámbitos y colaborar en el mejoramiento en la actividad económica, sino que también pueden perfectamente transformarse en una exportación “no tradicional” y salir al mundo a poner en valor la calidad de los talentos made in Chile.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.