Por: Jorge Gillies A. Académico de la Facultad de Humanidades y Tecnología de Comunicación Social de UTEM
La diputada Pamela Jiles ha recibido múltiples críticas, por cuanto se le atribuye una “farandulización” de la política. La acusan de carecer de principios y de utilizar la organizaciones partidarias solo en beneficio personal, sobre todo después de haber producido el quiebre del Partido Humanista, que la llevó al Parlamento.
Tampoco han estado ausentes las acusaciones de nepotismo, por instalar a su pareja como candidato a gobernador regional y encargarle el anuncio de un tercer retiro de fondos previsionales para marzo próximo. En suma -claman los críticos- un “show business” propio de la actividad televisiva previa de la periodista, trasladado ominosamente al ámbito político.
Sin embargo, la díscola parlamentaria aparece hoy en el primer lugar de las preferencias presidenciales, por encima de Daniel Jadue y Joaquín Lavín. Diríase que este es un fenómeno impropio de la tradición política chilena, donde las aventuras populistas distantes de las organizaciones políticas establecidas no han sido frecuentes.
Pero Pamela Jiles ha puesto en evidencia su capacidad de generar resultados e imponer en la práctica ya dos retiros de fondos de las AFP, algo extremadamente sentido y bienvenido por una amplia mayoría, enfrentada a graves carencias económicas como producto de la pandemia.
Frente a ello, poco tienen que decir un gobierno que muestra escasa o ninguna iniciativa política y comete ingentes errores comunicacionales, un Frente Amplio que ofrece un triste espectáculo de disgregación y una ex Concertación que no logra apartarse de la imagen de haber sido parte de una trenza de poder compartida por todo el estamento político, lo que ha sido oportunamente recordado por Eugenio Tironi, al sostener que sin los aportes de SQM la ex alianza de gobierno no habría accedido al Parlamento.
Así las cosas, lo más probable es que a pesar de todas las críticas, Jiles logre imponer un tercer retiro para marzo, sin perjuicio del daño que ello produzca a las pensiones futuras, lo que parece importar poco a la ciudadanía de cara a la crisis.
No obstante, para mantener su descollante presencia pública de aquí a las elecciones presidenciales, la diputada deberá seguir impulsando propuestas que demuestren efectos reales. Si no lo logra, su primacía podría verse afectada por otro liderazgo femenino que se vislumbra auspicioso: el de la Dra. Izkia Siches, sobre todo después de su reelección como presidenta del Colegio Médico.
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