Por: Richard Andrade C. Director de Poderyliderazgo.cl
No cabe dudas que este año ha sido complejo, colmado de situaciones sociales, políticas y sanitarias que nos ha obligado a sacar lo mejor de nosotros mismos, por lo mismo es un año que nos invita a reflexionar sobre la forma en que vivimos, nos relacionamos, percibimos y proyectamos la sociedad y a sus actores.
A la hora de evaluar, indudablemente intentaremos explicar nuestra realidad en base a la conocida técnica del vaso medio lleno o medio vacío… creo que este 2020 nos obliga a dejar atrás esa forma de mirar, de observar y entender los hechos, debemos centrarnos en el vaso como un todo, valorando y potenciando lo positivo, pero también modificando con acciones concretas lo negativo.
Dicho esto, a nivel país debemos de valorar las cosas positivas transcurridas en estos doce meses, donde sin lugar a dudas el Proceso Constituyente, con todas sus criticas y reparos, se alza como una oportunidad real para que de una vez por todas los chilenos nos reencontremos en el diálogo, el respeto y la tolerancia para redactar una nueva Constitución. Como sociedad, en medio de una pandemia que castiga al mundo, hemos sido capaces de establecer una ruta institucional, en base a la democracia, para resolver todas aquellas situaciones de injusticia y abuso que tanto detestamos y criticamos.
Es también digno de valorar y poner sobre la agenda la elección histórica de los Gobernadores Regionales que viviremos en abril próximo, dando respuesta a un clamor de más de 200 años a las regiones y sus habitantes. Será tarea de todos velar porque este proceso permita avanzar decididamente en el desarrollo de territorios sustentables y con oportunidades para todos quienes vivimos en provincias.
En esta mirada del todo, resulta imposible desconocer la carencia de liderazgos políticos que asuman el desafío de guiar, de convocar y de provocar el rompimiento del establishment. Gran parte de las complejidades que vivimos en Chile tiene una causa común, la falta de ética y probidad en los más diversos ámbitos de la sociedad.
No nos puede dar lo mismo quien gobierne a nivel comunal, regional como nacional. En el servicio público deben estar los mejores, aquellas mujeres y hombres que estén dispuestos a defender, con fuerza y sin vacilación, los bienes públicos por sobre los privados. Ya basta de cuidar la riqueza y privilegios de unos pocos.
La pandemia ha demostrado las tremendas desigualdades que existen en Chile… cerca de un 30% de las muertes por coronavirus se han producido en las casas, no en los hospitales ni en clínicas privadas. He ahí un dato que debemos revisar, pues se nos dijo que teníamos capacidad de sobra para atender a los chilenos y esto claramente no fue así, reafirmando la incapacidad, tozudez y ceguera de un Gobierno que no escuchó ni escucha, pero que tampoco gobierna ni es respaldado. Es algo que debemos evitar vuelva a repetirse en el futuro. Los costos de un presidente de estas características son demasiados altos… 21.921 muertes al día de hoy.
Hoy, adportas de este 2021, tenemos una nueva oportunidad para replantearnos nuestro rol en la Democracia, debemos dejar de ser clientes y volver a ser ciudadanos dispuestos a cumplir con nuestros deberes, a escoger a nuestros representantes en base a criterios de Idoneidad, Probidad y Transparencia en vez de privilegiar la popularidad y el clientelismo, que tanto daño hacen a nuestra Democracia.
Tenemos la obligación moral y ética de “preocuparnos y ocuparnos” de la cuestión pública, dejemos esa idiotez colectiva que inmoviliza y permite abusos, injusticias y desigualdades a vista y paciencia de todos. Dejemos de ser cómplices y trabajemos unidos por esa sociedad que anhela el 80% de los chilenos.
Este 2021 requiere lo mejor de cada uno de nosotros, requiere pensemos en Chile como un todo, un país con matices, con luces y sombras… y es tarea de todos iluminar la oscuridad.