Por: Jorge Gamero. Gerente General de ManpowerGroup Chile
A nivel mundial, las mujeres representan más del 50% de la fuerza laboral, pero menos del 25% ocupan puestos de alta gerencia, lo que pone de manifiesto el gran desafío de las organizaciones en cuanto a la reducción de la brecha de género.
Las cifras de Chile no son ajenas a esta preocupante realidad, considerando que es el quinto país del mundo con mayor diferencia de sueldos entre géneros, donde las mujeres ganan un 12,4% menos que los hombres según estadísticas de la Superintendencia de Pensiones.
Por este motivo y más aún en medio de la crisis del COVID-19, se vuelve imperativo actuar rápido y de manera muy ágil para contrarrestar los efectos que esta brecha puede seguir generando ya no solo en el ámbito laboral, sino que como sociedad.
Una forma efectiva de comenzar a generar un cambio es educando con base en la equidad, lo que incluye la eliminación de estereotipos y el desarrollo de iniciativas sostenibles al interior de las organizaciones, para así guiar el camino de futuras generaciones hacia una realidad en la cual cada individuo asuma la responsabilidad de generar valor a través de su talento.
De esta forma, podremos promover un cambio cultural, dejando en el pasado variables que no comulgan con la diversidad e inclusión, no solo en temas de género, sino también en cuanto a la orientación sexual, la posición política, la religión, el origen o incluso el tono de piel.
Los efectos no los veremos de forma inmediata, pero el esfuerzo de hoy se verá reflejado en el futuro, cuando la única bandera de las empresas sea el talento.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.