Por: Francisco Ortúzar. Socio de Orca Business Consulting
En un reciente cierre de negocio para este 2021, una empresa consolidada en el rubro de información y medición de mercado perdió un contrato -que tenía casi seguro-, compitiendo con emprendedores que estaban entrando al rubro.
Probablemente, le faltó advertir a tiempo la amenaza inminente. Repensar un cambio en la estrategia que venían ofreciendo y hasta el presupuesto considerado. Porque ya nada es como antes, y los contratos que solían renovarse automáticamente o estaban cautivos para compañías globales, hoy tambalean porque lo que buscan los altos ejecutivos para cerrar acuerdos, son servicios innovadores, dinámicos, flexibles y también convenientes.
Al parecer una vía viable es revisar los procesos para simplificar las operaciones, poniendo el foco en resolver problemáticas cotidianas, y realizar intraemprendimiento para lograr productividad, y que esta sea tomada y traspasada a los clientes. Empresas atendiendo a empresas, que también son clientes, a precios competitivos, disminuyendo costos y generando mayores ventas para mantener el liderazgo obtenido.
Sin embargo, aún existe ceguera en este ámbito empresarial. Debemos transitar hacia nuevas habilidades de adaptación al cambio, y abandonar la mirada tradicional anquilosada en muchas industrias. Tanto es así que hoy las compañías deben incluso desafiarse a entregar mayor valor, desarrollando propuestas que empaticen con sus públicos, transcendiendo a sus propios intereses y los de sus accionistas.
Claramente y en base a evidencia empírica, hay alto potencial de impacto, pero hay que perderle el miedo a cuestionar los procedimientos, y desarrollar sigilosamente los ajustes en base a lo aprendido, a la expertise que da el oficio, gestionado con humildad para escuchar las voces internas.
Eso es lo que marcará la diferencia, lo que permitirá enfrentar a los competidores que golpean con sus ideas distintas, y a los que muchas veces no se había tomado en serio. Son emprendedores que irrumpen en distintas industrias con una mirada fresca del proceso de negocio y son capaces de competirle a los grandes, que fueron quedándose estancados en generación de valor.
Por eso, el llamado es a que la innovación y el emprendimiento sean protagonistas, sobre todo en las grandes y consolidadas empresas chilenas, de manera sostenible y de largo plazo, dejando los anticuerpos de lado, porque si ambos conceptos no son incorporados prontamente en la estrategia, llegarán otros a capturar potencial, poniendo la pista aún más cuesta arriba. El escenario ya cambió, y las amenazas no sólo están afuera, también están dentro, en el cerebro de las mismas empresas.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.