Por: Pauline Vial. Directora Ejecutiva de Un Nuevo Equilibrio (UNE)
A pesar de que en los últimos 70 años el mundo ha creado más riqueza que en toda su historia, el movimiento de inversión de impacto tomó sentido de urgencia recién en 2015 cuando la ONU lanzó los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuya metas buscan erradicar la pobreza y el hambre, que exista agua y energía para todos, con un ecosistema inclusivo y equitativo.
Para lograr la sustentabilidad, las estrategias de ESG (que considera factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo) deben ser iniciativas que aporten de manera concreta, evitando ser instrumentos de lavado de imagen meramente cualitativos.
El desafío al que nos enfrentamos hoy combina cuatro antecedentes importantes: Primero, se está generando la mayor transferencia de riqueza de una generación a otra en la historia de la humanidad, sólo en EE.UU. los “boomers” transferirán más de US$30 trillones a las nuevas generaciones; segundo, las nuevas generaciones están invirtiendo en organizaciones que priorizan el bien común, según datos de US Trust; tercero, las expectativas de vida de las compañías han bajado desde los 80 a los 15 años; y cuarto, los “millennials” -que representamos la mitad de la fuerza laboral actual- estamos eligiendo trabajos con sentido, buscando cómo aportar desde nuestro ámbito de acción.
Son US$30 trillones los que se estima que se requerirán para trabajar en este desafío. El mismo monto que se transferirá entre generaciones. Un avance que no puede ser sostenido únicamente con dinero del Estado o la filantropía, pero es una buena noticia, porque va a requerir la intervención y apoyo del sector privado, al que es necesario incluir en estas soluciones y fomentar la “inversión de impacto” (positivo), sobre todo considerando que el presupuesto público es limitado y el interés privado aumenta en torno a inversiones con sentido. Para eso, es trascendental desarrollar estándares de medición, robustecer y facilitar el marco tributario y entregar los incentivos necesarios.
Desde la agrupación Un Nuevo Equilibrio (UNE), empresarios y emprendedores de todo el país queremos formar parte activa de las soluciones, conversando, compartiendo buenas prácticas, ideas y visiones, y aportando a la construcción del nuevo Chile, uno con un ecosistema empresarial más conectado con su entorno y con las necesidades de la sociedad.
El aporte que podemos hacer al mundo y al futuro de nuestra descendencia depende de cada acción que realicemos. Hacemos la invitación a quienes quieran unirse a este diálogo ya que creemos que mientras más voces generemos los cambios, podremos provocar mayor impacto positivo como consumidores, empleados, emprendedores o inversionistas; ayudando a quienes lo necesitan y aportando a nuestro planeta con acciones de largo plazo y relevante para todos y todas.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.