Por: Paz Balbontín. Directora de Enseña Chile O’Higgins
Estos dos años de educación en tiempos de pandemia nos han puesto a prueba. Las comunidades educativas a lo largo de todo el país se han enfrentado a algo sin precedentes, que las ha obligado a adaptarse a una modalidad muy distinta a la que estábamos acostumbrados. Pero, a pesar de estos tremendos esfuerzos por entregar educación de calidad, las brechas de aprendizaje se han profundizado.
Si bien las causas de estas brechas son diversas, existe consenso en que el retorno a la presencialidad es la mejor manera de evitar que estas se sigan profundizando. Pero, para lograr un retorno seguro y responsable, es fundamental empoderar y confiar en los equipos de liderazgo, pues ellos mejor que nadie conocen la realidad y las necesidades particulares de sus comunidades educativas. Así, ellos podrán generar un clima de confianza, de comunicación efectiva, donde todos los miembros de la comunidad conozcan y respeten los protocolos y donde cada estudiante tenga la oportunidad de seguir desarrollando sus aprendizajes y habilidades socioemocionales.
Esta nueva modalidad será una realidad por mucho tiempo y, por lo mismo, es tan importante que cambiemos la pregunta: no es abrir o no abrir las escuelas, si no cómo hacerlo. No es una tarea fácil, y como cualquier desafío complejo, la única manera de lograrlo es con la colaboración y el compromiso de todos.
Desde Enseña Chile estamos convencidos de que es posible y urgente retornar a la presencialidad, los niños, niñas y jóvenes de las salas de clases más vulnerables del país no pueden seguir esperando.
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