Por: Natalia Gorroño. Directora de Comercio e Inversión del Estado Australiano de Victoria para América Latina
La pandemia del Covid19 ha marcado un antes y un después en nuestras vidas, en nuestra forma de relacionarnos con los demás y en las actividades que realizamos. Y aunque lentamente el mundo avanza para dejar atrás el coronavirus, aun cuesta dimensionar su impacto en industrias como la minera.
Tendencias como la creciente participación de mujeres, que avanzaban tímidamente en los últimos años, probablemente afirmen su paso en el mundo postpandemia y lo hagan de la mano de gran aliado: la minería 4.0.
Las restricciones impuestas por la pandemia y el distanciamiento físico favorecieron el trabajo a distancia y la teleoperación, lo que abre espacios para que las mujeres puedan tener más oportunidades laborales en una industria que por siglos estuvo dominada por hombres. Es muy posible que la creciente irrupción de la tecnología 4.0, acelerada por la pandemia, favorezca la participación de mujeres en la minería.
Recordemos que, en el caso de Chile, recién en 1996 se levantó del Código del Trabajo la restricción de las mujeres a entrar a los yacimientos. Pero más allá de las leyes, existía una creencia tan extraña como arraigada de que ellas traían mala suerte en los piques.
Con los años la participación femenina en Chile ha ido aumentado y hoy alcanza el 12,2%, según estimaciones del Estudio Fuerza Laboral de la Gran Minería 2021-2030. Aunque a Chile le falta mucho camino por recorrer, no es el único que está “al debe” en esta materia. Todos los países mineros, entre ellos Australia, Canadá y Estados Unidos, comparten el gran desafío de lograr una participación más equilibrada entre hombres y mujeres en la industria.
Sin embargo, el camino no está exento de dificultades. El reciente estudio de Mujer en Minería realizado por Vantaz Group y la Red Ingenieras de Minas Chile (RIM), el 83% de las mujeres encuestadas observa una posición desigual para acceder a más y mejores oportunidades de desarrollo profesional, mientras que el 72% de las mujeres percibe inequidad en las posibilidades de asumir roles de liderazgo.
Es fundamental avanzar en tres ámbitos claves, sugiere el mismo estudio. Primero, derribar las creencias machistas que sostienen prácticas desiguales para mujeres y hombres; en segundo lugar, mejorar las prácticas organizacionales que permitan atraer, desarrollar, promover, remunerar y evaluar a las mujeres en igualdad de condiciones, y tercero, preparar a las y los líderes en temáticas de género y diversidad para que tomen decisiones en concordancia.
De ahí la importancia de trabajar de manera colaborativa y compartir experiencias entre los distintos países. Desde el gobierno australiano de Victoria buscamos promover un ecosistema que reconozca el valor de la diversidad y que promueva la participación de mujeres en todos los niveles de las organizaciones mineras. El talento está repartido por igual entre hombres y mujeres. Aprovechemos el impulso de la minería 4.0 para avanzar de manera más decidida hacia la ansiada equidad de género.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.