Por: Luis Carrasco G. Académico Dpto. de Prevención de Riesgo y Medio Ambiente, UTEM
En el año 2017 el concepto de “guetos verticales” se instaló en el lenguaje colectivo de la capital, para referirse a las construcciones de gran altura en medio de Estación Central. Adaptación gráfica de la voz italiana ghetto, ‘barrio o zona en que vive aislada una minoría, normalmente marginada’: El uso se ha extendido hoy a cualquier área en la que la concentración de un determinado grupo social con carencia, donde la calidad de vida no es la misma y en la que se confunde techo con calidad.
Departamentos de 17 metros cuadrados, tres ascensores y filas de hasta una hora para subir. Así es la vida en los guetos verticales de Estación Central. 30 edificios en diez cuadras, 40 mil nuevos vecinos y tres mil autos más recorriendo sus calles. Con 30 pisos de altura, las escaleras no son una alternativa.
La comuna tiene casi 10.500 habitantes por kilómetro cuadrado —más que Hong Kong o Singapur. Algo similar se está produciendo en la comuna de Independencia: la cual ha tenido un crecimiento de su población del 47,24% entre 2017 y 2021, superior al 15,88% de la Región Metropolitana y del país, 11,97%, pasando de los 100.281 habitantes a 147.655.
Sumado a lo anterior, hablamos de edificios con departamentos pequeños, sin regulación de seguridad, con una población numerosa, comparable al número de habitantes de una comuna pequeña de Chile.
¿Se aprovecha el espacio?, pero ¿a qué costo?, departamentos hacinados, con escaleras y ascensores insuficientes, departamentos cada vez más inseguros, y sin calidad de vida.
En un escenario de normalidad, estos edificios se presentan con aglomeraciones de gente en los espacios comunes, esperando el ascensor para subir o bajar en horas punta, escaleras que no dan abasto por el volumen de personas que transitan, lo mismo para el ingreso a estacionamientos o salida de estos, produciéndose un embudo en las horas punta.
Si a eso le agregamos un componente catastrófico como un fenómeno natural, una emergencia creada por el hombre; el escenario se transforma en aún más crítico, todos saliendo, evacuando por un terremoto o un incendio por vías estrechas que no dan abasto, salidas de vehículos saturadas, vías de acceso bloqueadas, accesibilidad y posicionamientos de carros bomba y ambulancias con dificultad, se combina la fórmula perfecta para una gran desgracia.
Son departamentos económicos, sin embargo, ¿cuánto vale la seguridad, la vida y el entorno? ¿Vale la pena experimentar con Independencia, Estación Central, Concepción y muchas otras comunas bajo la consigna: “un techo para cada chileno” ?, ¿y la seguridad?… después y la dignidad después…
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