Por: Melissa Pairazaman. Marketing & Product Director The Bridge
La demanda por perfiles en tecnología es transversal, más allá del género de la persona. Sin embargo, muchas iniciativas para reducir esta brecha vienen de oportunidades en desarrollo de software, diseño, y data en general. A nivel de cultura organizacional, muchas empresas se están volviendo conscientes de la importancia de tener un equipo más diverso y apreciar cómo esto impacta en los resultados del negocio y al mismo tiempo en la sociedad.
Ejemplos exitosos existen y sirven para apreciar que el camino, aún cuando es duro y difícil, representa una buena instancia para destacar. Mika Herrera fue la primera mujer chilena que comenzó a operar desde Silicon Valley. En 2012 fundó Apparel Dream, una tienda virtual de ropa y fue reconocida con un Global Connection de Corfo, MBA Contest de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI) y Start-Up Chile.
Tenemos también el caso de Mariana Costa en Perú, quién fundó el bootcamp Laboratoria en Perú y rápidamente se expandió a países como México, Colombia, Chile y Brasil, cuyo objetivo consiste en ampliar el futuro de las mujeres en el segmento digital a través de la instrucción académica y crear condiciones más inclusivas y competitivas. Marisol Alarcón es otro gran ejemplo: ingeniera y cofundadora de Kaudal, un spin-off de Laboratoria, enfocada en el upskilling y reskilling para desarrollar habilidades que permitan al talento enfrentar el proceso de transformación digital que enfrentamos.
Según el estudio de la Unesco (2019) sobre educación de niñas y mujeres en STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática), sólo el 35% de los estudiantes del mundo matriculados en carreras relacionadas con esta área son mujeres. Asimismo, en The Bridge pudimos identificar que en países hispanohablantes el 24.1% de aplicaciones a vacantes digitales es realizada por mujeres, en comparación con un 61.9% identificados como hombres.
Para combatir la brecha de género desde dentro, es necesario que las empresas apunten a la instauración de medidas que permitan procesos justos que eviten sesgos. Lo anterior implica un arduo proceso de cambio cultural en cuanto a la mentalidad, fomentando una cultura de igualdad de oportunidades. También es necesario incentivar la participación de la mujer en entornos de decisión, junto con el fomento de la educación en tecnología y potenciación de habilidades.
Los resultados aún dejan un largo trecho que avanzar. De acuerdo a un estudio de Kaspersky (2021) el crecimiento profesional de las mujeres en tecnología se ha frenado con la pandemia: de hecho, el 62% de las mujeres chilenas que trabajan en esta área cree que los efectos del Covid-19 han retrasado su evolución profesional, reza el informe. El 52% de las trabajadoras TI consultadas ha tenido que adaptar más su horario de trabajo que el de su pareja masculina para cuidar de la familia.
Las mujeres que hoy destacan en esta industria poseen una determinación y liderazgo que les ha permitido conquistar espacios laborales tradicionalmente reservados para los hombres, con un compromiso irreductible para no permitir que la desigualdad de género signifique una traba para sus anhelos de futuro.
En este escenario no todo está asociado a las habilidades duras como por ejemplo la programación.
Tomando en cuenta el futuro del trabajo y los nuevos modelos, dentro de las habilidades más demandadas en el mercado estarán las habilidades blandas. Habilidades como el pensamiento crítico, resolución de problemas y autogestión están dentro del top 3, según un análisis del World Economic Forum, las cuales cumpliran un rol crucial en las posiciones de liderazgo.
Si la pandemia puso de cabeza el mundo laboral y trabajar desde casa se transformó en la nueva normalidad, el escenario surge como ideal para abrir más y mejores espacios para las mujeres en esta y otras industrias. Atreverse a cambiar y modificar una cultura mayormente liderada por hombres habla muy bien de los nuevos liderazgos empresariales.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.