Por: Catalina Valiente. Directora ejecutiva Desafío 10X
Según el último informe realizado por Chilemujeres citando datos del INE, si en el 2019 la participación económica de las mujeres alcanzaba el 53,3%, en el punto más alto de la pandemia el registro llegó a 41,3% (mediados de 2020), mientras que para el trimestre julio-septiembre de 2021 se elevó a 46,2%.
Así, en los últimos años Chile había logrado un importante cambio en cuanto a participación laboral femenina, escenario que permitió, de manera histórica, que la brecha de género de participación laboral se redujera a 20 puntos porcentuales. ¡Gran hito! Pero la coyuntura sanitaria generó un fuerte golpe y en pocos meses acabó con el avance de los últimos 10 años.
Desafío 10X reunió a las destacadas ejecutivas que forman parte de su directorio, para profundizar en estas temáticas como parte de una serie de actividades realizadas como parte del mes de la Mujer. En el Conversatorio: “El Rol de la mujer en la empresa”, se abordó que en la actualidad, cada vez existen más empresas que se atreven a abrir espacios para nosotras, debido a que nuestro papel complementa las visiones, fortalece el trabajo en equipo y mejora la brecha de igualdad de oportunidades.
Y aunque es cierto que actualmente se promueve cada vez más la contratación de mujeres en distintos ámbitos y sectores productivos, nos preguntamos: ¿cómo incentivar a que éstas se decidan a ejercer en rubros universalmente masculinizados? Como género, hemos sido discriminadas para trabajar en industrias como la minería, donde sólo existe un 7,5 % de participación, según el último estudio de la “Fuerza Laboral de la Gran Minería Chilena”, elaborado por el Consejo Minero en conjunto con Fundación Chile, mientras que en la industria mecánica automotriz la brecha entre hombres y mujeres es superior al 95 %.
Por lo anterior, nuestra tarea debe estar enfocada en expandir nuestros horizontes donde nunca pensamos. No debe importar que nunca hayamos participado en un rubro específico; la mentalidad debe ser integrarnos como trabajadoras capaces de cumplir los mismos roles dentro de una empresa o sector productivo, equiparando las ocupaciones entre géneros y demostrando, a quienes aún no se atreven, que la mujer puede y debe insertarse de manera igualitaria en distintos sectores y actividades que, históricamente, le cerraron las puertas por estereotipos, usos culturales o simple desinformación.
¿Cómo podemos hacer esto? ¿Capacitando más operadoras de grúa? En parte sí, pero hay que partir desde más atrás. Hay que empezar desde la forma más natural y nativa que tenemos: conversando. Preguntando por qué no hay mujeres en estos sectores.
Entendiendo el trasfondo es que podremos crear las condiciones básicas que permitan que las mujeres se sientan atraídas a aventurarse en rubros donde nunca se habría pensado participar. Creando espacios, invitando, generando las oportunidades, es que las mujeres empezaremos a incorporarnos en rubros de los cuales históricamente hemos sido excluidas.
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