Por: Yislem Barrientos C. Fonoaudióloga
La transición demográfica que vivimos actualmente, se caracteriza por un aumento acelerado de una población envejecida, esto ha traído como consecuencia el incremento de enfermedades neurodegenerativas, entre las cuales se encuentra la enfermedad de Parkinson.
En la actualidad esta situación de salud corresponde al segundo trastorno neurodegenerativo más frecuente después de la enfermedad de Alzheimer, afectando a una de cada cien personas mayores de 60 años. Actualmente nuestro país, presenta la mayor prevalencia de la enfermedad entre los países de Latinoamérica.
El Parkinson es una situación de salud progresiva, cuya causa es heterogénea y multifactorial. Se caracteriza por una tríada motora que, clínicamente, se expresa como temblor en reposo, rigidez y lentitud en la realización de los movimientos (bradicinesia). Durante el transcurso de la enfermedad los usuarios pueden presentar dificultades en la marcha y equilibrio, alteraciones de la comunicación, cognición y alimentación, lo cual repercute en su calidad de vida e independencia.
Sin embargo, más allá de las afectaciones clínicas, los individuos que padecen Parkinson deben luchar contra las miradas de la sociedad. Debido a que la enfermedad, posiciona a la persona en una situación de fragilidad y exposición, lo que los hace altamente sensibles a los comentarios y miradas de las que son objeto, las que actúan como barreras y aumentan el estigma de la situación de salud, sumando más dificultades a las que ya viven cada día.
La forma de mirar a las personas en una situación diferente surge del desconocimiento, causando sentimientos de vergüenza, inseguridad, percepción de rechazo y aislamiento social. Por tanto, es tarea de todos poder contribuir en disminuir las miradas equivocadas y normalizar la lucha en contra de la estigmatización y rechazo social que puede conducir al aislamiento de las personas con esta afectación.
Con la finalidad de poder brindar una mejor calidad de vida a las personas que viven con la enfermedad, es que, en nuestro país el tratamiento de la patología se encuentra cubierto por el plan de Garantías Explícitas en salud (GES), el cual busca implementar un modelo de atención integral en salud familiar y comunitaria, bajo una mirada biopsicosocial que aborda la integridad de la persona y su entorno social y familiar, potenciando su inclusión y participación en la comunidad.