Investigación observa que transporte público costo cero tiene un efecto sustancial en los viajes fuera de las horas punta, pero no disminuye significativamente las externalidades negativas asociadas al uso del automóvil
Con cada peso que aumenta el transporte público la economía de las personas, especialmente aquellas de menores ingresos, es mermada. El año 2019 es una gran prueba de ello, pues, la seguidilla de protestas ocurridas durante este año comenzó tras el alza en el Metro de Santiago. Entre las soluciones para dichos efectos está la subvención del transporte público o, lo que va mucho más allá, su gratuidad, pero de ser implementada, ¿Qué efectos tendría en la población?
Esta pregunta motivó la investigación realizada por Hugo Silva, investigador del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería y académico de la Universidad Católica, en conjunto a Juan Carlos Muñoz, de la misma casa de estudios y actual Ministro de Transporte, y Owen Bull estudiante UC, cuyo resultado principal es que el pase de tarifa cero tiene un efecto sustancial en los viajes fuera de las horas punta.
“En concreto encontramos que el número total de viajes fuera de las horas punta aumenta, en promedio, en un 23% en relación con el grupo de control. Por otro lado, el pase no afectó el número de viajes realizados en los períodos punta y, por lo tanto, el principal impacto es la generación de nuevos viajes en lugar de la sustitución de otros modos o períodos. También aportamos evidencia de que el mecanismo detrás de la generación de viajes es un cambio en los patrones de actividad que conducen a más viajes de ocio y recados”, afirma el académico
Silva resalta además que “El transporte público sin tarifa disminuye el costo de las actividades de ocio y de los recados que se pueden hacer viajando en transporte público, como visitar a alguien, comer fuera o recoger algo, y esto lleva a un aumento en este tipo de viajes. De hecho, el incremento de los viajes en transporte público se debe principalmente a nuevos viajes durante los períodos de menor actividad en días laborales, donde el aumento es del 28% en relación con el grupo de control. En el caso del uso del vehículo se observó una disminución menor, evidenciando que el transporte público sin tarifa no reduce las externalidades negativas”.
Implicancias en la política económica
Una política de tarifa cero en el transporte público requiere una enorme inversión. Por ejemplo, usando datos del 2018, en Santiago se dejarían de recaudar alrededor de 950 millones de dólares cada año, los que deberían ser entregados por el estado. El costo marginal de estos fondos públicos y el costo de oportunidad de una inversión de este tamaño hacen poco deseable hacer el transporte público gratuito.
Por otro lado, el principal argumento a favor de no cobrar por el uso de transporte público es la potencial disminución del uso del automóvil y las reducciones de congestión y contaminación que traería. En este sentido, el investigador de explica que “Nuestros resultados muestran que dicha disminución no ocurre en el corto plazo y la poca evidencia que existe al respecto en el largo plazo muestra lo mismo”.
El estudio
Además de considerar la literatura existente sobre el tema de estudio, la investigación se basó en un experimento donde se asignó aleatoriamente a individuos a un grupo que recibió un pase de transporte público (metro y autobuses) que les permitió viajes ilimitados sin pagar durante dos semanas (N=106), y a un grupo de control que no recibió un pase (N=101). La aleatorización se realizó a nivel individual entre trabajadores de 13 empresas en Santiago, Chile.
“Nos enfocamos en los trabajadores porque los viajes al trabajo representan el 74% de los viajes en la hora punta de la mañana en Santiago. Cada participante completó cada día un diario de viajes, que debía incluir todos los viajes (independiente del modo utilizado), afirma Hugo Silva.