Por: André Laroze. PhD en Recursos Forestales. CEO de PEFC Chile
En 2015, la Organización de las Naciones Unidas definió 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como “un llamado universal a la adopción de medidas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad”, destacando que la gestión de los recursos naturales constituye una fuente fundamental de conciencia y control, pues son la base de subsistencia.
Los ODS están altamente interrelacionados para capturar en conjunto los problemas más apremiantes de nuestro tiempo en una manera fácil de comunicar a la sociedad y que invita a ser un participante activo en el logro de los objetivos.
En particular, el ODS 12 “Producción y Consumo Responsables” invita a la sociedad civil a ser parte de este compromiso mediante las elecciones realizadas en la cadena de suministro, es decir, considerando materiales que tengan propiedades de biodegradabilidad, de reutilización, menor posibilidad de contaminación, por ejemplo.
Este es un objetivo que además conlleva un desafío de información, en el que las empresas deben comunicar mejor sus esfuerzos de producción responsable, con sellos más informativos y trazables, de manera que los consumidores puedan comprender el origen de los materiales utilizados en los productos y sus atributos de sostenibilidad.
El consumidor responsable de los bienes de origen forestal que están presentes en nuestra vida cotidiana, que satisfacen necesidades básicas de la sociedad, como la madera en la construcción y muebles, los envases y embalajes de cartón, los libros y folletería de papel, y los productos tissue de uso diario, entre otros, es aquel que demanda acciones concretas para la sostenibilidad ambiental y social de largo plazo relacionada con el uso productivo de los bosques que proveen tales bienes. Son también consumidores responsables las instituciones públicas y agentes privados que mediante sus políticas de adquisición de productos demuestran su interés y compromiso con la conservación de los recursos naturales.
Por su parte, el productor forestal responsable es aquel que aplica buenas prácticas en la gestión de este recurso renovable, en términos de producir de manera continua la materia prima para múltiples bienes, considerando en sus operaciones, desde la plantación a la cosecha, criterios de índole ambiental para evitar la erosión de los suelos, proteger los cursos de agua y resguardar los bosques nativos como hábitat para la biodiversidad, entre otros, y criterios de índole social en las relaciones laborales y con las comunidades locales.
Todo propietario puede ser un productor responsable, desde un bosque familiar que tiene ciclos de cosecha que continúan de generación en generación, hasta empresas verticalmente integradas, pasando por fondos de inversión previsional y gobiernos locales que obtienen a partir de su patrimonio forestal un flujo anual de ingresos para financiar sus programas.
En este contexto, el sistema de certificación forestal PEFC, en Chile desde 2004, es un instrumento de mercado de alcance global, reconocido por la sociedad civil, que permite a consumidores responsables vincularse de manera confiable y efectiva con productores responsables, mediante sus preferencias al comprar productos que tienen un sello que garantiza que se originan en bosques cuya gestión cumple con un estándar de sostenibilidad que tiene altos requisitos ambientales y sociales, según lo verifican las auditorías realizadas por organismos de tercera parte. De esta manera, la certificación genera una retroalimentación positiva que contribuye al desarrollo sostenible de la actividad forestal y su industria derivada, en línea con los ODS.
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