Por: Karen Rauch. Directora de Fundación Camiseteados
Llevamos más de una década hablando de cómo recuperar los espacios de participación de las personas, que nuestra democracia debe fortalecerse y que las y los ciudadanos deben empoderarse, pero al mismo tiempo que anhelamos a una ciudadanía más activa, queremos que sea “perfecta”, que no se quede en la protesta y sea más propositiva, que sea capaz de encontrar soluciones y encauzarlas a través de los espacios comunitarios correctos. Nos gusta más la idea de la ciudadanía activa sin hacernos cargo de cómo nos educamos y empoderamos para que así sea.
Recorriendo territorios y dialogando con líderes comunitarios, nos damos cuenta de las problemáticas que enfrentan, parecemos grandes descubridores cuando confirmamos nuestras tesis sobre un territorio que no conocíamos, pero del que solo teníamos datos o somos capaces de identificar algo nuevo.
¡Eureka, había un problema que no habíamos visto!, pero cuando conversamos con personas que están donde “las papas queman”, muchos de ellos tienen más conciencia y sabiduría para saber lo que necesitan, pero lo que realmente desconocemos es cómo mejorar sus posibilidades y procesos. Tienen claro el problema y la solución, pero les faltan las herramientas.
Es ahí donde la falta de solidaridad y capacidad de compartir nuestros conocimientos nos pasan la cuenta, porque necesitamos como país y para recomponer el famoso tejido social, lideresas y líderes activos, empoderados que se formen desde lo positivo para ser los articuladores de soluciones de impacto positivo. ¿otro anhelo imposible?
Claro que no, desde hace largos años, el gran dirigente social de Renca, Mario Orellana, ha liderado la escuela de dirigentes, formando a mujeres y hombres de todo el país, para ser agentes de cambio en sus comunidades.
Herramientas que pasan desde cómo funciona una comuna, hasta cómo emprender y cómo surgen las políticas públicas, no es solo tarea de la academia manejar esto, si no que es parte de nuestra educación cívica en la que estamos al debe.
Personas que sepan cómo funcionan las municipalidades, que sepan identificar problemáticas y que puedan encontrar soluciones, es lo que es fundamental para el desarrollo de los grandes y nuevos liderazgos sociales y agentes de cambio que nuestro futuro necesita.
Chile no solo necesita un sistema político renovado para fortalecer nuestra democracia, la participación de las próximas elecciones y de cómo serán los ciudadanos de Chile en el futuro depende de cómo somos capaces de compartir estas herramientas, necesitamos mejores ciudadanos que articulen y sean capaces de comprometerse para ser ese país que todos soñamos y que no debe ser una utopía.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.