Por: Guillermo Blanco. Socio fundador de Ofirent
Todos sabemos que 2023 no será fácil en materia económica. La inflación golpea a varios países de América Latina y en Chile se suman a ello otras problemáticas que preocupan a empresas de todos los tamaños, pero especialmente a las más pequeñas.
En Chile, más de un millón de empresas están constituidas. Pero, muchas de ellas enfrentan los obstáculos propios de quien no tiene las grandes espaldas financieras de un holding. Aunque las pymes son un motor trascendental para el desarrollo, puesto que abarcan el 65,3% de los empleos formales, el camino no les toca fácil cuando se ven expuestas a los vaivenes de la economía.
La mejor forma de navegar en aguas turbulentas es subirse al barco del orden, la eficiencia y la optimización de costos. En este contexto, una de las claves es disminuir los gastos y enfocarse en la productividad, en la venta y el servicio ofrecido.
Mantener gastos fijos como los de servicios básicos o el arriendo de una infraestructura costosa es una fórmula de alto riesgo en tiempos difíciles. En cambio, privilegiar el teletrabajo y optar por servicios como los que ofrecen las oficinas virtuales puede mantener el mar en calma.
Además, es recomendable poner énfasis en la comunicación omnicanal, poniendo sobre la mesa a las redes sociales, la telefonía móvil y fija y los canales presenciales de ser necesario. No están los tiempos para perder un llamado y, por eso, es fundamental, si se cambia la oficina tradicional por una virtual, asegurarse de que una recepcionista se preocupe de contestar el teléfono mientras el dueño de la empresa genera nuevas estrategias de venta.
Este año será el de la eficiencia, porque la rapidez con la que nos comuniquemos y demos respuestas o soluciones será uno de los atributos más valorados por los clientes. Y es que, a veces, pasan días o semanas para que los emprendedores puedan responder solicitudes de compras o requerimientos de quienes están interesados en sus productos o servicios. Claro, porque en una empresa pequeña, frecuentemente, hay que hacerlas todas.
Pagar las cuentas, preocuparse de la limpieza de las instalaciones o de que no funciona el aire acondicionado de la oficina, le resta fluidez al negocio. Por eso, hay que centrarse en la operación y delegar ese tipo de cosas. Hoy en día el cliente elige cómo y cuándo quiere comunicarse y exige respuestas rápidas y bien hechas. En estos tiempos, no podemos darnos el lujo de hacer esperar a nuestros clientes.
Por eso, siempre es bueno pedir ayuda y asesorarse en materia comercial, comunicacional, de desarrollo o en temas administrativos, porque otra mirada muchas veces nos ayuda a tener una mejor perspectiva. Eso sí, para llegar a buen puerto es indispensable contar con aliados estratégicos confiables y con experiencia. De esta manera, la única preocupación por delante será rentabilizar.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.