Por: Claudio Rodríguez. Experto en telecomunicaciones y cofundador de Pillan Net
Últimamente se han dado pasos muy acelerados para concretar la fusión de dos grandes empresas de telecomunicaciones en el país. Claro y VTR llevan meses trabajando en concretar lo que en octubre de 2022 autorizó el regulador, creando una nueva gran empresa de telecomunicaciones.
Se ha definido quienes liderarán esta nueva empresa, avanzando en los nombres desde el número uno hacia los niveles de menor poder de decisión. Se implementó el traslado de las oficinas administrativas y se sigue con la revisión de proveedores.
Una fusión de este tamaño es un tremendo desafío para quienes lideran y participan activamente en ella, pero que trae grandes beneficios para los accionistas. Sin embargo, una pregunta que no es tan fácil de responder es, ¿trae también grandes beneficios para los usuarios?
Si bien es cierto que durante los últimos años han aparecido nuevos actores en el mercado, que han permitido que los consumidores tengan cada vez más opciones a la hora de elegir quienes son sus proveedores de telecomunicaciones, esta variedad de actores no es tan nutrida en todos los sectores del territorio y más notoria es la ausencia de oferta en sectores de menor densidad de población.
Entre las acciones de mitigación decretadas por la autoridad está la obligación de que la empresa fusionada no participe en el mercado de la televisión por pago a través de la tecnología satelital, esto para evitar una concentración en el mercado de la TV.
Qué hubiese pasado si en vez de eso, le hubiese exigido que donde exista un cliente de televisión satelital debían ofertar internet de alta velocidad. Quizá el beneficio para esos clientes sería mayor, ¿no?
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