Por: Antonia Biggs. Gerente General de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje A.G.
Parece ayer pero ya han transcurrido más de 10 años desde que recibí la llamada de don Roberto Izquierdo M., muy preocupado por lo que se venía a futuro con la incipiente ley de reciclaje Nº20.920 / REP, que establece el marco para la gestión de residuos, la responsabilidad extendida del productor y fomento al reciclaje.
Me remonto al año 2012 en el que, sin estar aún representados ni agrupados los industriales del reciclaje, quienes sin duda tenían mucho que opinar y aportar a este gran proyecto de Ley nacional, se reúnen con gran diligencia las primeras 10 empresas para constituir el 30 de enero del 2013 a la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje A.G. / ANIR A.G.
Nuestras metas iniciales eran claras y vinculadas a la Ley 20.920: Transformarnos en un actor relevante frente al gobierno y los distintos estamentos públicos y privados, aportar información y conocimientos específicos vinculados al reciclaje y temas relacionados a este y unir fuerzas reuniendo a las distintas industrias que tuviesen vínculos en la cadena de reciclaje, es decir, reducción, reutilización, reciclaje, valorización y actividades relacionadas.
Uno de nuestros primeros objetivos alcanzado después de un arduo trabajo de todo el equipo de la ANIR, fue conseguir que el gobierno reconociera lo importante de la diferenciación del sector domiciliario y no domiciliario para los procesos en la cadena de reciclaje, factor clave para no interrumpir a la madura industria del reciclaje no domiciliario quienes desde hace años han estado trabajando, alcanzando altísimas tasas de reciclaje a la fecha, a diferencia del sector domiciliario que se encuentra en una etapa incipiente y que requiere de todo nuestro foco para desarrollarlo y alcanzar las metas que fija la Ley 20.920 a lo largo de Chile.
En ese sentido no puedo dejar de mencionar a la educación medioambiental como factor clave para el éxito de las metas, si aprendemos a separar correctamente en origen sin contaminar entre si a los distintos materiales, lograremos facilitar el trabajo en las plantas de segregación, entregando materiales reciclables / materia prima de calidad a las plantas valorizadoras, evitando así posibles mermas o rechazos por la mala calidad de los materiales obtenidos del proceso de segregación.
Con el paso de los años, vimos cómo se nos acercaban varios actores ya no solo del sector industrial, sino distintos gestores, empresas de transporte de residuos, laboratorios de investigación, educación ambiental, fabricantes de soluciones de acopio, de embalajes reciclables, compostaje y valorización energética entre muchos otros, razón que nos llevó a replantearnos y ejecutar nuestra primera planificación estratégica el año 2019, fijando el propósito que nos ha acompañado hasta ahora: “Articular, impulsar y promover la recuperación de materiales reciclables de forma sostenible, colaborando con el sector público y privado a lo largo del país”.
Al 2023 nuestro gremio cuenta con 60 importantes asociados de diversa índole, pero siempre vinculados al mundo de las “R” (disminuir, reutilizar, reciclar, compostar, generación de energía y otros, siguiendo la jerarquía en el manejo de residuos), gracias a quienes, con su importante trabajo y apoyo permanente, ANIR sigue creciendo y contribuyendo hoy al correcto desarrollo sustentable y circular de los desafíos que nos impone a partir de este año la Ley Nº20.920 / REP.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.