Próximo a cumplirse 50 años del Golpe Militar, no son pocos los chilenos que aún defienden el rol que jugó Augusto Pinochet en uno de los quiebres de la democracia más repudiados y condenados a nivel mundial
A pesar del dolor, del repudio nacional e internacional y del hecho que aún miles de familias continúen buscando a sus abuelos, abuelas, padres, madres, hijos e hijas, en Chile vemos como con total impunidad, autoridades y ciudadanos, se sienten con el derecho a declarar abiertamente su admiración por un dictador como lo fue Augusto Pinochet Ugarte.
A solo metros del memorial a los Ejecutados Políticos, Manuel de 35 años, nos dice “Cuando estaba mi general Pinochet, había justicia, no había robos, no había violaciones, no había asesinatos y la gente podía circular, andar tranquilamente por las calles. yo no había nacido, mis abuelos vivieron el golpe de estado. Lo que yo pienso, en parte hizo lo correcto mi general y en parte no”.
Al igual que en el resto del país, en Coyhaique, las últimas elecciones han mostrado un giro hacia la derecha más extrema, aquella que revindica la figura del mayor asesino de nuestra historia como un estadista, aun cuando las cifras de este oscuro pasaje nuestra historia hablan por sí solas: 3227 muertos o detenidos desaparecidos, sobre 40 mil personas calificadas como víctimas de las violaciones a los Derechos Humanos y 1132 centros de tortura y detención funcionaron a lo largo y ancho del país, durante los 17 años que duró la dictadura.
“A mi me duele el estomago ver las cosas que están pasando, la contingencia de hoy, me duele el estómago ver esas noticias y digo ‘se están farreando la democracia’. Que alguien hoy se declare como pinochetista es como que la sangre de nuestros familiares no valiera nada, claro que duele. Hoy con las redes sociales todos se expresan ante los delitos, que caiga todo el peso de la ley, pero cuando hablamos de los crímenes de la dictadura, ‘Ah no, ahí no’”, señaló María Erita Vera.
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