Por: Rodrigo Cuadra. Director regional de Automatización de Komatsu Latinoamérica
Ya han transcurrido más de 15 años desde la implementación de los primeros camiones autónomos a nivel mundial. Si bien el enfoque de adopción inicial del mercado apuntaba a validar la tecnología a nivel industrial, conllevaba también expectativas sobre el valor que esta solución aportaría a la minería de cara a los desafíos emergentes que enfrentaba el mercado global de las commodities. Hoy, dicha solución tiene una marcada presencia en los principales operadores mineros globales quienes están ampliando el uso de estas tecnologías en sus operaciones.
Con el tiempo, la adopción de la tecnología ha tenido un crecimiento sostenido a medida que la propuesta de valor se ha ido validando. En ese sentido, destaca el logro de Gabriela Mistral de Codelco que ya superó los 1.000 millones de toneladas movidas individualmente a nivel internacional, reflejando el grado de madurez en su implementación y uso por parte de la industria.
Sin duda, el mercado valora los altos niveles de seguridad para las personas que brinda la autonomía, trasladando las y los operadores desde una actividad de riesgo a una sala de control.
Sumado a ello, permite tener equipos operando 24/7 a un régimen estable, con detenciones reducidas, lo cual tiene un impacto significativo en la productividad de la flota. Un punto clave, además, es la relación con los nuevos espacios para el desarrollo de competencias que propician habilidades e impulsan la convertibilidad laboral.
En este punto vale preguntarse, ¿cómo se diferencia una adopción exitosa de una más lenta en percibir los beneficios? Las explicaciones son diversas, pero el grado de éxito depende de la correcta ejecución de los procesos de gestión del cambio, donde es vital poner las personas en el centro. La certificación y seguimiento del desempeño de las y los operadores, la adaptación de prácticas operacionales sumado a mejores prácticas en el diseño de mina, hablan de un nuevo sello cultural para las operaciones que incorporan estas tecnologías.
Hoy existe la capacidad de automatizar buena parte de los procesos de perforación, regadío y movimiento de tierra y si bien disponemos de soluciones de tele operación para equipos de carguío de alto tonelaje, faltan años para ver una pala 100% autónoma.
Mirando a ese futuro, vemos que existen importantes desafíos que resolver como, por ejemplo, la interoperabilidad de sistemas y el avance de las tecnologías de IA. En esa línea, podemos esperar que se amplíen las soluciones de automatización al resto de los procesos unitarios y es muy probable que la solución no venga de un solo fabricante, por lo que es esencial enfocarnos en la interoperabilidad.
Como rubro, debemos comprometernos con la adopción de protocolos abiertos que permitan a estas máquinas interactuar bajo un estándar común en los distintos niveles de la pila tecnológica y demostrar que el trabajo colaborativo es posible.
La minería está llamada a proveer los minerales necesarios para transitar a un futuro descarbonizado. Lograr este desafío requiere innovar en productos cero emisiones y en la optimización de los procesos que lleven a minimizarlas por tonelada de mineral extraído. Y es aquí donde la automatización tiene un rol central, pues al ser un elemento que permite la optimización de los procesos, en la práctica, significa mover más material contaminando menos.
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