Por: Alfonso Bawarshi. CEO y Socio Fundador de Grupo Avanza
Seguramente la mayoría de quienes acumulamos cierta experiencia profesional y nos hemos desempeñado en distintos lugares podemos concordar con lo siguiente: Cada trabajo es único y tiene un ritmo propio al que debemos adaptarnos y dominar después de cierto tiempo.
Según su tipo, cada industria posee un biorritmo particular, es decir, los ciclos en que se plantea la realización de actividades y la velocidad en que éstas deben cumplirse, que puede ser constante o variable dependiendo del horizonte y los plazos que maneja cada negocio. Y es muy importante que las empresas tengan clara esta noción y logren traspasarla efectivamente a sus equipos, porque de ello dependerán en gran medida los índices de productividad.
Pensemos por ejemplo en el retail, un área que trabaja todo el año con campañas temáticas como el Día de la Madre, El Día del Padre, Black Friday, Navidad, etc. En cada una, la ejecución de las ventas debe hacerse en esos períodos determinados y las personas se enfocan en esos deadlines en un flujo continuo, estacional y de corto plazo. Algo diferente ocurre en la minería, donde hay distintos tiempos según las tareas.
Por un lado las áreas de operaciones y mantenimiento trabajan con contingencias, pero a nivel macro, los horizontes de inversión son a muy largo alcance y pueden tomar desde 30, o incluso 70 años, en el caso de ciertos tipos de faenas.
En el rubro minero existen varios planes con visión de futuro, pero en el día a día, el perfil de los trabajadores está orientado a actividades que implican un ritmo más continuo.
Veamos otros casos: Incluso de una misma empresa, los perfiles pueden ser diferentes. Los departamentos de gestión cumplen tareas concretas. Lo mismo los de Informática, que están preparados para responder con rapidez cuando surgen contingencias. La Gestión de Personas funciona con ciertos parámetros, lo mismo con aquellos encargados de definir la estrategia corporativa, que pueden estar desconectados con lo que ocurre a diario y en cambio, están pensando en lo que habrá que enfrentar en 1, 2, o 5 años más.
Por eso, es fundamental que cada empresa tenga siempre claro que el rubro en el que trabaja define fuertemente a la persona y en algunos, como el mencionado retail, es la inmediatez y el corto plazo lo que predomina en el mercado, mientras que otros, como la minería, la industria sanitaria o productiva, funcionan con espacios más amplios.
Estos principios están presentes dentro de la cultura organizacional de cada compañía y son perceptibles por cada nuevo integrante que se incorpora, quien nota cómo el resto de sus compañeros ‘vibra’ o ‘se mueven’ en cada jornada.
Identificar y dar a conocer un ritmo de trabajo establecido, con la información adecuada para las personas, ayudará a optimizar los procesos y aumentar la eficiencia operativa, ya que cuando los colaboradores están alineados, se reduce la probabilidad de retrasos, cuellos de botella y errores en la ejecución de tareas.
Además, será más fácil sincronizar actividades interdependientes y lograr una colaboración fluida. Y algo crucial: La transparencia en cuanto a las expectativas y la dirección a seguir contribuye a un ambiente positivo que respeta a los trabajadores, fortalece la identidad y cohesión del equipo.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.