Por: Antonia Anastassiou. Directora de Comunicaciones y RRPP de Fundación Mustakis
En la encrucijada de la educación actual, enfrentamos un desafío transformador. Según el estudio de la Unesco, “Replantear la Educación: ¿Hacia un bien común mundial?” (2015), debemos reorientar la educación para beneficiar no solo a los individuos, sino también a la sociedad y al planeta. Este informe destaca la urgencia de adaptar las prácticas educativas para satisfacer las necesidades de una generación joven, la más informada y conectada de la historia, en un mundo que cambia rápidamente.
La educación tradicional en Chile, como en muchos otros lugares, necesita adaptarse para satisfacer las necesidades de esta generación diversa y en constante cambio. Esto requiere un enfoque más holístico y experiencial que reconozca la diversidad de inteligencias y nutra todas las dimensiones del ser humano: mente, alma, cuerpo y emoción.
En este contexto, el educador se transforma de un simple transmisor de conocimientos en un facilitador del aprendizaje, impulsando la curiosidad y promoviendo la exploración interior.
La atención plena, el juego y una adecuada gestión del ambiente son cruciales, proporcionando a los estudiantes un espacio para el aprendizaje autónomo y significativo. Este enfoque fomenta un aprendizaje colaborativo, basado en el respeto y la empatía, y es fundamental para desarrollar pensadores críticos y aprendices autónomos.
La metodología de la Fundación Mustakis se centra en las dimensiones del ser: Alma, Mente, Emoción y Corporalidad, con un enfoque que abarca los pilares de aprendizaje propuestos por Jacques Delors: Aprender a Aprender, Aprender a Hacer, Aprender a Colaborar y Aprender a Ser.
Estas bases metodológicas más un vínculo estrecho entre el mediador y el niño, entre otras cosas, aseguran un desarrollo integral y holístico, ampliando la educación más allá del mero conocimiento técnico hacia un despertar más profundo a las capacidades latentes dentro de cada uno.
Finalmente, abogamos por un cambio hacia un enfoque educativo que prepare a los jóvenes no solo académicamente, sino también como seres humanos completos, conscientes de sus capacidades y de su papel en la sociedad. En la Fundación Mustakis, estamos comprometidos con este desafío ambicioso, convencidos de la necesidad de profundizar en estos temas y confiados en que más organizaciones y proyectos se sumarán a este camino transformador.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.