Por: Eduardo Roman, Director de Soluciones Móviles de Samsung Electronics Chile
Una de las principales preocupaciones de los usuarios de tecnología, personas y empresas, es cómo tener la certeza que cada una de las transacciones que realizan en el mundo digital -revisar correos electrónicos, trámites bancarios, pagos a proveedores, administración de los recursos humanos, entre otros- son cada vez más seguros. Diariamente se trabaja para desarrollar nuevas capas que permitan entregar esa tranquilidad que se requiere en ambientes altamente conectados, en especial cuando la información, el activo más importante a la hora de hacer negocios, es vulnerable ante malos usos o deficiencias relacionadas con la protección de datos.
En el camino hacia una verdadera transformación digital de las empresas, uno de estos niveles es la biometría, sistema de reconocimiento basado en la utilización de alguna parte del cuerpo para acceder a aquellos procesos o trámites que lo requieran. Avances en aspectos como la huella dactilar, el iris de nuestros ojos, la voz o incluso el rostro, son muestras concretas de cómo este sistema puede ir dejando atrás las históricas contraseñas. La clave es que dichas características son únicas en cada persona, lo que permite acceder a mayores niveles de seguridad. Son los nuevos accesos que requieren los ambientes empresariales.
Esta tecnología se encuentra presente en diversas industrias. Una de las pioneras en Chile fue la de la salud, sin embargo, hoy es más frecuente ver que otras verticales han implementado biometría, en áreas diversas como acceso a edificios o en faenas mineras. Y las proyecciones en esta área confirman la tendencia. De acuerdo a cifras entregadas por IDC para el mercado español, hacia 2018 se espera una integración potente de estas soluciones en al menos un 50% de las transacciones. Por otra parte, según la consultora ABI Research, el mercado de la seguridad biométrica en el mundo, alcanzará los 30 mil millones de dólares en 2021, y crecerá 118% con respecto a 2015.
Estamos, entonces, frente a una tendencia que se consolida y que las empresas no deben seguir ignorando. Pensemos, por ejemplo en cómo la creación de tecnologías y capas de seguridad impulsa nuevos mercados y dinamiza transacciones que antes debían ser revisadas más de dos o tres veces.
En este sentido, un gran impulsor del uso de la biometría para los negocios es el sector de los smartphones. Dispositivos como de gama alta como los Galaxy S8 y S8+ cuentan con características de seguridad reforzadas que combinan escaneo de iris, la conocida exploración de huellas dactilares y nuevas capacidades de reconocimiento facial.
Industrias altamente relevantes como la banca tienen proyecciones de ingresos globales de hasta US$4.000 millones hacia 2021, según ABI Research. De esta manera, se proyecta que cada teléfono inteligente funcione como una nueva sucursal habilitada con esta tecnología y, por lo tanto, con transacciones más seguras o autoatención para distintos servicios.
Las empresas y sus colaboradores se están haciendo parte de la transformación digital, y el uso de la biometría es un importante paso adelante, ya que habrá mayor seguridad para comprar, pagar, proteger información personal o acceder a cualquier tipo de servicios desde el smartphone. El llamado es claro y los beneficios, múltiples. Las compañías de cualquier tamaño tienen en sus manos la posibilidad de ser protagonistas de la nueva era en seguridad que el mundo actual demanda.
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