Por: María Soledad de la Cerda – Autora de “Chile y los hombres del Tercer Reich”
Las estimaciones oficiales señalan que el número de inmigrantes en Chile alcanza a unos 600 mil, según lo señalado hace pocos días por la Dirección General de Asuntos Consulares y de Inmigración de la Cancillería. Baste decir como ejemplo que, entre enero y julio de 2017 ingresaron al país 64.516 venezolanos, de acuerdo a la información entregada por la Policía de Investigaciones.
Este arribo de extranjeros para radicarse en el país ha sido un fenómeno en constante crecimiento durante las últimas décadas, y si bien ha ido variando la composición y características de los migrantes, su flujo se ha mantenido de manera incesante aumentando la diversidad cultural y étnica de Chile, lo que ha llevado a los parlamentarios a aprobar un proyecto de acuerdo para pedir al Gobierno que insista con una nueva ley de inmigración que modifique la que existe desde 1975.
A nivel mundial, la situación es similar. Basta decir que alrededor de 5 millones de personas emigraron de manera permanente a los países de la OCDE en 2016, siendo la migración humanitaria el principal motor de este crecimiento.
Pues bien, más allá de las cifras, a veces es preciso escuchar algunas voces autorizadas que, en primera persona, pueden dar testimonio de lo que en realidad significa ser migrante. Voces como la de Leonora Miano, destacada escritora camerunesa quien en noviembre próximo vendrá a nuestro país para participar como invitada en la nueva versión de “Puerto de Ideas 2017”, evento cultural que por séptimo año consecutivo se desarrollará en el puerto de Valparaíso.
Leonora Miano nació en Duala, Camerún, el año 1973 en el seno de una familia burguesa, y recién cumplidos los 18 años, se trasladó a Francia a fin de cursar sus estudios universitarios.Pues bien, los textos de esta narradora tienen una relación muy directa con su propio recorrido vital, por ello una de las preocupaciones que se repiten una y otra vez en sus obras es todo el universo de sentimientos y sensaciones relacionadas con la diáspora, desde el propio hecho migratorio, hasta el riesgo de desarraigo o, directamente, la discriminación.De hecho, su experiencia de vida en el país galo quedó plasmada en su obra “Las negras realidades de Francia”.
Esta que es una de las seis conferencias que impartió alrededor del mundo entre los años 2009 y 2011, fue la excusa de Miano para meditar sobre las migraciones y sobre la cimentación de la colectividad afrodescendiente en ese país. “Ser negro hoy en Francia es ante todo estar en una situación de impoder. Es no dominar su propia imagen, ya que está fabricada por los demás, que son los que forjan el objeto de su temor, de su odio, de su desprecio o de una empatía infantilizante” señalaba Mianopor esos días, cuando a pesar de ser ya una literata reconocida y premiada por los lectores en casi todo el mundo, la mayor parte de la intelectualidad francesa se empeñaba en ignorarla.
A pesar de ello, Leonora se nacionalizó francesa el año 2008, una elección que no le fue fácil, según dijo, sabiendo que va a seguir siendo una ciudadana de segunda clase y que sus papeles un día podrían no ser renovados. Su voz que continúa siendo crítica, pero al mismo tiempo constructiva, sigue abriéndose paso a fin de erradicar del lenguaje y de las conductas los peores términos asociados a la migración, tales como discriminación, xenofobia o estigmatización.
Por ello, cuando hoy sabemos que en lo que va del año son 44.289 los haitianos que han ingresado a Chile, bien vale reconocer que es urgente modificar la antigua ley de migración en nuestro país, pero que para ello se requiere escuchar todas las voces y proceder con sabiduría, pues entre los recién llegados podrían venir muchas “Leonoras” que el día de mañana constituirán un verdadero aporte al país y para quienes las puertas deben permanecer abiertas de par en par.
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