Por: Christian Villegas Gárate, RR.PP. Corporativo – Consejero Evópoli VI Región
A pocos meses de la elección Presidencial, de Diputados y CORES, vemos como la mayoría de los candidatos ha realizado un despliegue importante por los distritos de nuestra región. En las municipales debutó la nueva Ley de propaganda y financiamiento electoral, la que buscaba “emparejar la cancha”, prácticamente fue una marcha blanca, y por ello, posteriormente a las elecciones municipales, se evaluó las correcciones pertinentes en el proceso administrativo, como entregar mayor autonomía y recursos al Servicio Electoral, además de promover campañas donde primen las ideas y no el dinero.Pérdida de escaño, menor gasto electoral y cero aportes de empresas son algunos de los puntos que contempla la ley de fortalecimiento y transparencia de la democracia que promulgó la Presidenta Bechalet.
Más allá si la nueva normativa cumple con el objetivo o no, lo que no podemos poner en duda es que la ley es para cumplirla, bajo este escenario, nos preguntamos, ¿dónde están haciendo campañas los políticos? La mayoría está de acuerdo con la normativa que coarta la propaganda en la ciudad, ya que consideran que se trata de una contaminación visual innecesaria. Si bien algunos focalizan su trabajo en el contacto directo con los ciudadanos, hay otros que apuestan por la difusión en redes sociales.
Pero también existe la otra cara de la moneda, siempre una nota disonante, aquellos que dejan en evidencia no respetar la normativa actual y siguen haciendo vista gorda a lo establecido por el SERVEL. Hemos visto actos cuestionables desde lo ético, como por ejemplo el polémico uso de la imagen de Nabila Rifo en una campaña de rede sociales. Pero vamos a lo legal, gigantografías y propaganda en alumbrado público son parte de algunos ejemplos de esta irregularidad. Yo me pregunto ¿Cómo actuaría siendo electo, aquel que desde el principio actúa en el marco de la ilegalidad? Cuando se habla de querer cambiar la forma de hacer política, cuando se habla de honestidad y probidad, se debe partir por casa.
Bien sabemos que en Chile se avanza en leyes regulatorias pero el poder de fiscalización es escaso, los ciudadanos no solo debemos actuar como fiscalizadores y denunciantes, sino que también debemos informarnos y abrir los ojos ante estas señales claras de falta a la probidad. Por otra parte en cuanto al financiamiento de campañas políticas, se le ha exigido la autocrítica al empresariado, a la clase política, pero queda la sensación que como sociedad civil no hemos sido lo suficiente autocríticos y se termina avalando en algunos casos las malas prácticas. Se habla mucho de las ideas, pero hay un gran sector del electorado que termina siendo seducida por quien invierte más en propaganda. ¿Nunca se preguntaron, de dónde sale tal financiamiento? Luego nos quejamos con rebeldía por quienes llegan a ocupar cargos de poder.
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