Por: Margarita Ducci B. Directora Ejecutiva Red Pacto Global Chile ONU – UNAB
Los océanos son un elemento natural fundamental para la vida de los seres humanos. Además de cubrir casi tres cuartas partes de la superficie de la tierra, brindan alimento diario a más de 500 millones de personas, regulan el clima, protegen las costas y reducen el impacto del cambio climático, absorbiendo casi el 30% del carbono generado por las personas.
Pese a todas estas virtudes, somos los humanos quienes nos hemos encargado de dañarlos seriamente. Anualmente, más de 8 toneladas de plástico tienen como destino el mar, lo que causa un gran problema para la vida silvestre, la pesca y el turismo, costándole la vida a cerca de un millón de aves marinas y cien mil mamíferos marinos, cada año.
Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, las botellas y bolsas plásticas son los residuos que más contaminan los océanos, y especialmente, en algunos mares regionales llegan a representar más del 80% de los residuos.
Frente a este problema, nuestro país no se ha quedado de brazos cruzados. En 2017, Chile se comprometió, junto a otras cuarenta naciones, a tomar importantes medidas para la protección de reservas marinas, impulsar el reciclaje y prohibir la entrega de bolsas de plástico, primero, en las comunas costeras del país y ahora, en forma más extendida. Se estima que la basura plástica de nuestras aguas rondaría en peso, más de 150 millones de toneladas, lo que es una cifra alarmante.
Es por esto, que tomar medidas como algunas que se están tomando, es un tema urgente. Aún no hemos llegado al punto de no retorno, pero si no disminuimos la tasa de residuos vertidos y no reciclamos, evitando el crecimiento exponencial de basura, la situación podría llegar a ser irreversible. De seguir así, al llegar al 2050, duplicaremos la cifra y para ese entonces, los plásticos podrían superar en número a los peces en los océanos llegando a que un 99% de las aves marinas podrían haber ingerido plástico.
Es el momento de crear conciencia en este tema y cuidar nuestros océanos. Hoy, solo el 1% de la superficie del mar está protegida. Más que legislación, lo que debemos acelerar es un intenso y urgente plan de educación medioambiental, a nivel nacional, especialmente para los niños, de modo que iniciemos hoy un cambio de visión y de hábitos, para cuidar y salvar el planeta para las generaciones futuras.
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