Por: Andrea Espinoza. Abogada. Magister en Derecho LLM, PUC. Especialista en Derecho Público, Administrativo y Arbitraje. Socia de proyectos vitivinícolas. Escritora independiente y columnista de vinos e industria vitivinícola
La región de Los Lagos nos sorprende con una buenanueva, el hallazgo de una parra perteneciente a la variedad “Douce Noire” o “Bonarda” en forma silvestre enrollada en un ciprés milenario. El extraño descubrimiento fue de gran interés para la comunidad viñatera, motivo por el cual se convocó al Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) con el propósito de realizar un estudio y análisis pertinente para determinar el origen y los principales atributos de esta cepa.
Bonarda, es una cepa tinta, que ha crecido y desarrollado su cultivo principalmente en el viejo mundo, siendo originaria de la región francesa de Saboya, ubicada al noroeste de Italia. . En América esta variedad de uvas es característica de nuestros vecinos trasandinos, hoy por hoy, es muy generoso su uso y producción en los vinos argentinos, contando con importantes superficies de cultivo, por sus características de un color rojo rubí, de aromas intensos, encontrando frutos rojos como característica de su presencia, de taninos suaves lo que entrega dulzura y otorga un sabor aterciopelado y elegante a quien lo degusta.
Lo interesante de este hallazgo, es que de inmediato se abre el debate de la factibilidad de crear y elaborar vinos en lugares remotos, apartados y australes, donde las experiencias vitivinícolas no son la regla general, ampliando los espacios donde se puede desarrollar una actividad viñatera en nuestro país, así se conquista la zona de la Patagonia norte, un lugar que podría convertirse en natural para su instalación.
Finalmente, importante es destacar que los esfuerzos tendientes a elaborar los vinos más australes del mundo, no han sido menores, en el Centro Regional de Investigación Tamel Aike, perteneciente al INIA, después de veinte años de investigación, se acaba de lanzar al mercado la producción de dos variedades Pinot Noir y Sauvignon Blanc, con el nombre de “Keóken”, que en lengua tehuelche significa “amanecer de las tierras patagonas”.
Imagino que este nombre entregado a la producción más austral del mundo, es una invitación para que otros se unan en el desarrollo de esta experiencia, quizás con la cepa Bonarda u alguna otra que nos deparen la industria para disfrutar de la siempre llamativa gastronomía de estas, antiquísimas, terra australis ignota.
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