Por: Doctor Carlos Cantero O. Geógrafo, Master y Doctor en Sociología. Académico, conferencista y pensador laico chileno, estudia la Sociedad Digital y la Gestión del Conocimiento. Fue Alcalde, Diputado, Senador y Vicepresidente del Senado de Chile. ciudadanocantero@gmail.com
Quo vadis en latin significa ¿A dónde vas?, expresión usada en encrucijadas y tensiones. Tiene sentido cuando el país muestra: a) una profunda crisis institucional, b) una evidente fractura generacional y c) el contexto mundial una crisis social, ambiental y climática.
a) La crisis institucional es estructural, alcanza a lo social, cultural, religioso, espirutual, político, económico y social. Los medios nos dan cuenta de sus efectos en las instituciones, sus principales y tradicionales actores se derrumban ante el peso de las pruebas, cuestionados o repudiados por la opinión pública o procesados por los tribunales. Todas las instituciones sufren el impacto de esta crisis sistémica. Como un terremoto que fractura muros, edificios y estructuras de las instituciones más importantes y fundamentales de la sociedad.
b) La fractura generacional se hace evidente al observar la realidad educacional. Es elocuente en la política, con su evidente proceso de nueva polarización, cuestionada por corrupción, nepotismo y endogamia, con nueva generación que quiere enterrar a los actores de la transición; en lo económico se expresa en el subempleo y bajas remuneraciones; el escaso valor del mérito dominado por el compadrazgo. En lo social la fractura generacional se hace evidente cuando preguntamos por la visión de futuro a nuestros jóvenes; sus expectativas de acceso a una vivienda propia; la estabilidad laboral para proyectar su vida; el acceso seguro a salud y educación. Eso tiene consecuencias en los matrimonios, la natalidad, el dejar la casa paterna, entre muchas otras. En general, hemos heredado un mundo que no es generoso ni amigable con la generación de reemplazo y nos responsabilizan.
c) Sobre la crisis global y sus diversas dimensiones, en lo socio-económico está marcada por la concentración de la riqueza; consecuencia de esto observamos gigantescos procesos migratorios buscando mejores horizontes; los consecuentes problemas de gobernabilidad; que pone en cuestionamiento la vigencia de organizaciones supranacionales. Causantes de la crisis e ineptas frente a la solución, además de marcadamente ideologizadas, en uno u otro sentido: Naciones Unidas, OEA, Banco Mundial, OCDE, etc. En lo cultural enfrentamos graves dificultades vinculadas a la aplicación de marcos teóricos y sus efectos en la sociedad, por ejemplo, la inter y multi culturalidad, en relación a las distintas minorias; la identidad e idiosincracia cultural. Muy vinculado a lo anterior, especialmente a las cosmovisiones de los pueblos ancestrales, está el problema de la crisis ambiental y sus efectos en la crisis climática.
En medio de esta crisis se aprecia escases de personas o instituciones dedicadas a la reflexión y el pensamiento; las universidades en su sobrevivencia de mercado; no hay centros dedicados a los estudios sociales para políticas públicas bien fundamentadas; los medios de comunicación no disponen de estos espacios. En la política se observa el imperio de la mediocridad, la endogamia y el nepotismo.
¿Podrá la sociedad civil y sus instituciones señeras promover los valores democráticos, laicos y republicanos? Es tiempo de dejar de parchar muros y hacer el rediseño estructural de nuestra institucionaliad. ¡Antes que otros la impongan!!
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.