Por: Karen Rojo V. Alcaldesa de Antofagasta
Pocas veces tenemos la oportunidad de decir con fuerza lo orgullosos que nos sentimos de ser chilenos y este lunes 1 de octubre es una de ellas, porque sin duda esta es una fecha clave para nuestro país, cuando el Tribunal Internacional entregue un veredicto, después de meses de ocurridos los alegados en la demanda boliviana por un acceso soberano al mar.
Sea cual sea el resultado que conoceremos la próxima semana, Chile debe ser uno solo en la búsqueda de resguardar nuestra soberanía, pero además en exigir al país vecino el respeto por el territorio por el que miles de empresas bolivianas transitan libremente.
No es menor que nuestros puertos de Arica, Iquique, Mejillones y Antofagasta sean utilizados por más de 7 mil empresas bolivianas y en nuestra comuna sea empleado para el traslado y almacenamiento de zinc y plomo principalmente, lo que comprueba el cumplimiento del Tratado de 1904 y también el riesgo de contaminación que estas cargas han generado históricamente en nuestra zona.
Queremos que esta importante fecha, nos llame a la unión, porque en definitiva lo que ocurra en ese tribunal tiene relación con nuestro territorio, con Antofagasta y las comunas aledañas, con nuestro Chile. No podemos quedarnos en la indiferencia frente al tema, al contrario, tenemos que estar presentes, activos y atentos a lo que suceda en la Corte Internacional, pero además entender que la decisión que allí se tome, no cambiará la situación actual que siempre ha mantenido nuestro país, ni nos obligará en ningún caso a ceder un milímetro de territorio y menos de nuestro mar.
Debemos unirnos y encargarnos de preservar intacta la historia de nuestro país, de nuestro norte, de defender la memoria y el legado de grandes héroes que protegieron y dieron forma al Chile que hoy conocemos.
Y eso debemos demostrarlo no sólo en este escenario frente a La Haya, sino en situaciones tan cotidianas como es el libre tránsito de cargas bolivianas por nuestro territorio, las que por largos años no cumplieron ningún tipo de medidas que mitigaran la contaminación producida.
Por eso es que esta demanda boliviana también debe ser vista como una gran oportunidad de evaluar las relaciones comerciales y medio ambientales que mantenemos con nuestro país hermano y de transparentar la contaminación que han provocado en nuestro país.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.