Por: Andrea Condemarín F. Dirigenta Nacional y Tesorera del Partido Progresista
En la cartera de proyectos presentados por la derecha, existe la idea de reducir el número de diputados, lo que significaría en términos de representación volver al binominal. Paulina Núñez (RN) es una de esas patrocinadoras quien, en términos populistas, habla del supuesto ahorro que significaría para Chile.
Es necesario que la democracia que se fortalezca. Es fundamental cuidarla y acercarla a la gente. El congreso, gracias justamente al fin del binominal, hoy es más diverso y más parecido al Chile real. Pero junto con una valiosa diversidad, debemos además garantizar que su trabajo sea fluido y dinámico, para que aporte concretamente al proceso de cambio y adaptación que nuestro país debe emprender.
Es decir, no basta con sentirse representada como ciudadana, sino que es necesario vivir y percibir que los cambios están sucediendo. Que nuestros parlamentarios “están haciendo la pega”. Es evidente que nuevos cambios en la institucionalidad del Estado trae consigo la inversión de recursos públicos. Y es sano que así sea si esto acelera los procesos y disminuye la burocracia de nuestro Congreso.
Entonces, en su intento por monopolizar la voz del parlamento, la diputada Núñez plantea volver a reducirlo, lo que en concreto significa menos representación de la ciudadanía y mayor representación del poder económico, como lo fue hasta hace muy poco. Sería regresar a las cavernas binominales.
Si vamos a discutir sobre los costos, entonces hay respuestas más acordes, como bajar la dieta parlamentaria. Ahí queremos ver igual de entusiasta a toda la bancada RN, Evópoli y UDI.
Lo que si debemos abordar en serio es el problema de la lentitud y burocracia de los procesos legislativos. En este sentido, surge otra respuesta sensata: tener un Congreso Unicameral, tal como lo propuso Marco Enríquez-Ominami el año 2008 siendo diputado.
Existen voces del Frente Amplio y también desde la ex Nueva Mayoría de acuerdo con esta misma línea. Mezclando proverbios, la sensatez tarda, pero llega. Como Chile no es un país federado, el Senado no tiene mucha razón de ser, y en experiencia comparada son varios los casos que nos darán la razón.
En términos económicos de la propuesta, aumentar a 180 los diputados, eliminando el Senado, implica un ahorro fiscal (sin considerar bajar la dieta a la mitad, que es otra propuesta sensata) de 11.500 millones de pesos anuales versus los 10.500 millones que significaría volver a un sistema binominal, que además mantendría los actuales vicios. No perdamos la oportunidad de avanzar a la velocidad que la ciudadanía espera y con un Parlamento cada vez más parecido a Chile.
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